La exposición ‘Comuneros: 500 años’ ofrece “un marco de comprensión del fenómeno comunero desde el equilibrio, sin buenos ni malos, que busca que el espectador pueda comprender lo que aconteció en aquel tiempo, en esa época y en esas circunstancias, durante un periodo muy oscuro de la historia de España, que es más bien desconocido: el que va desde el final del reinado de los Reyes Católicos hasta los primeros años de Carlos V”
César Combarros / ICAL. Así condensó Eliseo de Pablos, director de la muestra, el contenido de la “magna exposición”, en palabras de Luis Fuentes, presidente de las Cortes y de la Fundación de Castilla y León, que mañana abrirá sus puertas en el vestíbulo del parlamento autonómico, donde permanecerá para deleite del público hasta el próximo 20 de septiembre.
La muestra, explicó Fuentes, “es un gran escaparate abierto a Europa para mostrar el riquísimo patrimonio material e inmaterial que atesoramos en el territorio”. Con la presentación a los medios, arranca la celebración del quinto centenario del movimiento comunero en Castilla y León, un ambicioso proyecto que se prolongará durante los próximos meses, con otros acontecimientos como el congreso internacional que tendrá lugar en el mes de mayo, el estreno de un documental y de una ópera con música en directo de la OSCyL, y el amplio programa de actividades desatollado por 65 entidades locales de toda la Comunidad.
La exposición, precisó Fuentes, “lleva gestándose más de diez años”, y reúne “150 piezas de incalculable valor, algunas inéditas para el gran público”, que han llegado a Valladolid gracias a la “generosidad de 45 entidades prestadoras”, entre las que citó al Museo del Prado, la BNE, los museos catedralicios de la autonomía o la Fundación BBVA, entre otras muchas.
“Por primera vez se exhiben reunidas piezas de todos los museos nacionales españoles, además de una gran colección de documentos valiosísimos, desde el decreto de excomunión de los comuneros o las Leyes Perpetuas, y joyas de iglesias desconocidas de Castilla y León que atestiguan la transición del Renacimiento al Barroco en las distintas artes”, señaló en declaraciones recogidas por Ical Eliseo de Pablos.
“El vestíbulo ha estado prácticamente cerrado un par de meses y nuestra sede se ha convertido casi en un campo de batalla. Hace escasa media hora terminábamos de recibir y colocar el último de los tapices que nos ha llegado, pero ya está todo a punto para que todos lo puedan disfrutar”, señalaba el presidente de las Cortes, Luis Fuentes, instantes antes de comenzar el recorrido con los medios.
Mientras los técnicos procedían a montar y colocar alguna de las últimas piezas recibidas, como el representativo busto del emperador Carlos V procedente del Museo Nacional de Escultura, la muestra comienza con una antesala donde varios cilindros retroiluminados rescatan algunas frases de la Ley Perpetua del Reino de Castilla, redactada en agosto de 1520 en la ciudad de Ávila y promulgada en septiembre de 1520 en Tordesillas por las Cortes. Ese documento está considerado como “la primera constitución democrática del mundo”, según apuntó De Pablos, que recomendó que los actuales procuradores lean todas esas sentencias, pues tienen una “extraordinaria” vigencia.
Una mirada transversal
Estructurada en cuatro grandes bloques, la muestra arranca con un retrato del emperador Maximiliano y su familia, que abre el bloque ‘Contra traydores y desleales’, una acusación que según De Pablos se vertían unos contra otros, realistas y comuneros, en el albor del conflicto. En ese apartado, el protagonismo recae en los personajes de ambos bandos, representados con objetos personales que les pertenecieron, como el amito del cardenal Cisneros (que nunca antes se había exhibido), la medalla diseñada por Durero para Carlos V, o el pendón que portaba Maldonado durante la batalla de Villalar, que sirvió para trasladar luego el cuerpo de Padilla cuando lo llevaron a enterrar en Salamanca. Ahí pueden admirarse también tres grandes tapices que, a juicio de De Pablos, “por sí solos hacen que merezca la pena visitar la exposición”, dos de los cuales proceden de la catedral de Zamora y eran propiedad del conde de Tendilla, padre de María Pacheco.
Con el lema ‘Castilla en la encrucijada’, el segundo apartado se centra en el conflicto bélico, y muestra piezas como los atuendos de los contendientes (desde coseletes a celadas) o las armas que portaron en las batallas (espadas, ballestas, alabardas o un cañón de cerca de una tonelada), todo ello acompañado de documentos cruciales para comprender la contienda, como los decretos de excomunión de los comuneros, la sentencia y condena de Bravo, Padilla y Maldonado, o los pleitos que condujeron a la guerra.
A continuación, ‘El tiempo habitado’ sumerge al espectador en el arte, los juegos, la economía y la vida cotidiana de la España de finales del siglo XV, con un peculiar tratado de ajedrez de la época, el espléndido cancionero de la Catedral de Segovia (“único en el mundo”, apuntó De Pablos), una de las primeras letras de cambio que se conservan en todo el mundo, el libro de la mesta, y objetos cotidianos como sillas o baúles, junto a piezas artísticas como el espléndido relieve ‘San Jerónimo penitente’, de Diego de Siloé, o ‘La Piedad’, procedente del Museo de Segovia y una de las favoritas del director de la muestra.
El recorrido concluye con ‘Memoria recuperada, memoria creada’, el cuarto apartado, presidido por el icónico lienzo ‘Los comuneros en el patíbulo’, de Antonio Gisbert (procedente del Congreso de los Diputados), secundado por exquisitos lienzos custodiados por el Museo del Prado como ‘La reina Doña Juana recluida en Tordesillas’ o el pequeño ‘La reina Juana en los adarves del Castillo de La Mota’. Este bloque recupera el renacer que vivió el movimiento comunero con motivo del tercer y cuarto centenario, gracias al acercamiento romántico que desde diferentes disciplinas del arte se produjo con respecto a aquellos acontecimientos. Junto a los lienzos, también pueden verse el libreto original de la obra teatral ‘Los comuneros’ de Ana Diosdado, un ejemplar del romance homónimo escrito por Luis López Álvarez o la maqueta de la primera grabación que el Nuevo Mester de Juglaría realizó a partir de ese texto.
Un legado trascendental
“Esta iniciativa emerge como uno de los grandes pilares del proyecto ‘El tiempo de la libertad. Comuneros V centenario’, que busca divulgar el trascendental legado que nos dejaron los comuneros, así como dinamizar los sectores culturales y turísticos que han sido tan golpeados por esta terrible pandemia. Estamos orgullosos de esta exposición, y agradecidos de poder tenerla aquí, en las Cortes”, apuntó Luis Fuentes.
En ese sentido, al concluir el recorrido, el director de la muestra, Eliseo de Pablos, recalcó que “Castilla y León tiene que estar orgullosa de esta gran exposición, que servirá para proyectar la Comunidad en otras regiones españolas e incluso fuera de España”.