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Opinión

¿Cuándo me toca la vacuna?

 

[dropcap]A[/dropcap] pesar de las campañas de desprestigio alentadas por los antivacunas la mayoría de la población está deseando vacunarse, especialmente los más vulnerables, pero el resto de la ciudadanía también. ¿Cuándo me tocará vacunarme? es posiblemente la pregunta más repetida que nos hacen al personal sanitario desde hace semanas.

 

Sin duda para muchos la espera se está haciendo larga. Las personas de mayor edad y los pacientes con enfermedades crónicas tienen prisa por ser vacunados y deben saber que el ritmo de vacunación depende más de la llegada de las distintas remesas de vacunas que el gobierno de España recibe de Europa y envía a las comunidades autónomas, que de la propia organización sanitaria.

Lo que es cierto es que los puntos de vacunación masiva, como el multiusos Sánchez Paraiso, son una solución acertada para acelerar el proceso de vacunación y no es menos cierto que en el caso de Salamanca dicho punto está funcionando bien, muy bien. Todas las personas que han pasado por el multiusos se encuentran muy satisfechas de la organización del mismo, tanto de las colas de acceso como del propio proceso de vacunación. En total veinte minutos y con una atención exquisita tanto del policía que vigila y ordena la cola como de la enfermera que te da el pinchazo e inocula la vacuna. La atención prestada es excelente.

Durante los meses pasados se ha establecido un debate acerca de quien, como y donde debía administrarse la vacuna y la conveniencia de que fuera en los propios centros de salud donde se administrase por personal de atención primaria. Con la perspectiva actual se puede asegurar que, para una vacunación masiva y acelerada, los equipos de atención primaria no hubieran sido suficientes y que los puntos de vacunación han sido una solución de emergencia acertada. Es posible que, a medida que se reciban más vacunas, sea preciso ampliar el horario de estos puntos de vacunación o abrir nuevos centros de vacunación para aumentar la velocidad de inmunización de toda la población.

Otra cosa diferente es que los propios servicios sanitarios puedan colaborar a vacunar grupos de riesgo, como por ejemplo viene haciendo el hospital con los pacientes en diálisis, trasplantados, hematológicos u oncológicos y que, en fases más avanzadas del proceso de vacunación, cuando se disponga de un número mucho mayor de vacunas deban incorporarse los propios centros de salud al proceso, para lo que sin duda será necesario contratar al personal sanitario que sea necesario.

 

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