La Audiencia Provincial de Salamanca condenó a un varón a dos años de cárcel al considerarle culpable de sendos delitos continuados de apropiación indebida y falsedad documental. El condenado se hizo con un botín de 132.467,50 euros del despacho de abogados en el que trabajaba entre marzo de 2017 y enero de 2019.
Según la sentencia a la que tuvo acceso la Agencia Ical, el condenado trabajaba realizando operaciones de gestión de cobros e ingresos en la cuenta bancaria del despacho. Para ello confeccionaba a mano distintos cheques, realizaba las anotaciones oportunas en el talonario y llevaba la contabilidad empresarial.
El condenado, “movido por el ánimo de ilícito enriquecimiento”, tal y como refleja el documento, aprovechó las funciones que tenía encomendadas para emitir durante los años 2017 y 2018 numerosos cheques a su propio nombre en los que había estampado el sello del despacho profesional, y finalmente, falsificado la firma de su jefe. Más tarde, procedía a ingresar tales cheques en su propia cuenta bancaria.
El acusado, que en su declaración como investigado reconoció los hechos, reintegró la totalidad del dinero indebidamente apropiado por lo que la acusación particular renunció al ejercicio de las acciones civiles y penales, aunque el Ministerio Fiscal actuó de oficio.