La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) ha denunciado la supresión de 370 rastreadores de COVID en Castilla y León respecto al pasado mes de diciembre de 2020, pasando de 760 a 390 y asegura que se trata de una estrategia de la Consejería de Sanidad “equivocada, arriesgada y sin sentido”, cuando acaba del estado de alarma.
En un comunicado recogido por Ical, CSIF destaca la eficiencia y los buenos resultados del trabajo de los rastreadores de la Comunidad, a pesar del sobreesfuerzo realizado. En las últimas semanas, los rastreadores investigan los contactos de positivos de hasta una semana anterior, no de las últimas 48-72 horas, como se venía haciendo.
Por provincias, según el sindicato, la reducción de rastreadores ha sido especialmente llamativa en Salamanca y Valladolid con cien rastreadores menos (de 136 a 36), o en Burgos con 92 menos (de 139 a 47). En León se han suprimido 26 (de 132 a 106), en Palencia 16 (de 60 a 42), en Zamora 16 (de 44 a 28), en Ávila 15 (de 44 a 29), en Soria 2 (actualmente hay 30) y en Segovia uno (son 36). En el total de la Comunidad, se ha pasado en Sacyl de 760 rastreadores a 390, cuando el mínimo recomendado es de 464: 30 en Ávila, 70 en Burgos, 87 en León, 31 en Palencia, 64 en Salamanca, 29 en Segovia, 17 en Soria, 104 en Valladolid y 16 en Zamora.
Por último, CSIF advierte de que el incremento de la movilidad por la desaparición de los cierres perimetrales autonómicos puede provocar un incremento de contagios, por lo que “la tarea del rastreo se hace más importante, si cabe, para controlar y hacer seguimiento de los brotes y contagios que puedan surgir, en esta fase, a la espera de que se vaya completando la vacunación”.