Inteligente, culta, sagaz, audaz, reflexiva, imaginativa, creativa, risueña y miles y miles de adjetivos positivos que se le pueden atribuir a la Gran Mafalda
Sigue igual que siempre con su pelito, su flequillo, su lazo rojo, su vestidito y su cara de pillina. Por Mafalda no ha pasado el tiempo y eso que hoy cumple 50 años, pero no ha necesitado lifting, ni cirugía estética, ni siquiera cremas reductoras. Además, sigue conservando la inocencia intacta, por lo que tiene toda la curiosidad innata de una niña.
Mafalda no se ha hecho mayor, pero sus lectores sí. Los analistas argentinos, de donde es oriunda la genial Mafalda, apuntan que las claves del éxito de esta estupenda niña están en que tiene un espíritu filosófico brutal y que Mafalda, al ser una niña, se excede porque lo tiene todo perdonado y además, no está contaminada por los años, las ataduras morales, sociales o laborales.
Nació en la década de los sesenta y eso marca, porque eran los tiempos de los Beatles, los Rolling, las armas nucleares, el comunismo, el feminismo y tantos y tantos ideales, del tipo: ‘Haz el amor y no la guerra’.
Vive en una familia de clase media, por lo que Quino tiene todo un mundo donde Mafalda puede bucear. Su padre trabaja en seguros y su madre es un ama de casa.
Como buena niña de los sesenta, se cuestiona muchísimas cosas, que antes las mujeres no hacía o, al menos, en voz alta. Nace el feminismo y se puede hablar de él.
La guerra de Vietnan, la Noche de los Bastones Largos, la Guerra Fría, Fidel, El Ché,… son personajes con los que se forjó en su más tierna infancia, por lo que sus tiras están repletas de cuestiones o alusiones a la política social y cultural. Nació cuando se podía hablar de cambiar el mundo.
Y todo ello con los ojos de una niña iracunda, sí, pero una niña al fin y al cabo. Lo malo de Mafalda es que es tan actual hoy que hace 50 años. No se ha avanzado nada.