[dropcap]H[/dropcap]ace un par de meses, a comienzos de abril, comentábamos aquí el insólito apagón demoscópico registrado en Castilla y León, donde desde diciembre pasado no se conocía ningún sondeo de opinión con intención de voto y valoración de los principales políticos de la comunidad.
Aquel sondeo de diciembre, realizado por encargo de Castilla y León Televisión, la concesionaria de la única licencia televisiva adjudicada (en régimen de monopolio) por la Junta, que contribuye a su mantenimiento con una multimillonaria subvención anual. El resultado era altamente satisfactorio para el presidente Alfonso Fernández Mañueco y su partido. Mañueco era el único político que conseguía aprobar (5,29) y su partido volvía a ser el más votado, con un 37,1 por ciento, porcentaje que le reportaría entre 34 y 38 escaños de los 81 que integran el actual hemiciclo de las Cortes. Por su parte, Ciudadanos había iniciado su desplome, perdiendo más de la mitad de sus votos y 9 de los 12 procuradores que obtuvo en 2019, no obstante lo cual su máxima cabeza visible, el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, era el segundo político mejor valorado, con una nota del 4,69.
Seis meses después, con todo lo que ha caído desde entonces, “El Norte de Castilla” publicaba este fin de semana los resultados de un sondeo encargado al Instituto GAD3 que rompe todos los esquemas. Todo el mundo sabe que a partir del resonante triunfo de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones madrileñas el viento sopla fuertemente de cola a favor del PP de Pablo Casado. También que Ciudadanos ha emprendido sin retorno el mismo camino que recorrió la UPyD de Rosa Díez hacia su irremisible desaparición. Pero de eso a que el PP se dispare en Castilla y León hasta el 43,6 por ciento de los votos, casi 12 puntos más del 31,9 obtenido hace dos años en las urnas, media un abismo. El que existe desde sus 29 procuradores actuales a los 43 que le otorga el sondeo, dos por encima de la mayoría absoluta, algo que no logró Díaz Ayuso en su paseo triunfal del pasado 4-M.
El primero que se andará pellizcando tras conocer este sondeo es el propio Mañueco, quien se preguntará qué habrá hecho él para merecer semejante favor del potencial cuerpo electoral. Creíamos que a medida que transcurría la pandemia, Mañueco se estaba haciendo acreedor de un creciente rechazo social ganado a pulso por su caótica, errática y temeraria gestión de la misma, ya fuera por acción o por omisión. (Su última incongruencia consiste en no acatar unas medidas a las que no se opuso en el foro en el que se debatieron y aprobaron).
Pero resulta que no. Los ciudadanos de Castilla y León aprueban mayoritariamente la gestión de la Junta (55,9) y específicamente la de la consejería de Sanidad (57,7), Para remate, Verónica Casado, una calamidad de consejera, resulta ser ahora la política mejor valorada en Castilla y León, con una nota del 6,1, notablemente superior a la del presidente de la Junta, que aprueba con un 5,4, la misma puntuación que obtiene la consejera de Familia, Isabel Blanco, responsable de la gestión de las residencias de ancianos (4.063 muertos durante la pandemia). Y por si ello fuera poco, Igea, que suspendía en diciembre, aprueba ahora con un 5,1.
Ya me dirán ustedes si el sondeo no es sorprendente. Si lo hubiera realizado otra empresa, tal que Sigma Dos o NC Report, habituadas a complacer al cliente de turno, no tendría ninguna credibilidad. Pero GAD3, la compañía que pilota Narciso Michavila, ha acreditado últimamente un alto grado de fiabilidad. Bien es verdad que el trabajo de campo, un millar de encuestas telefónicas, se ha realizado entre el 22 y el 31 de mayo, periodo en el que la opinión pública se ha visto muy agitada por los sucesos de Ceuta y la polémica sobre los posibles indultos a los condenados del procés.
Aún así, con todos los respetos que merece GAD3, hay más cosas que no cuadran. Una de ellas es que el PP crezca en intención de voto 2,2 puntos más de todo lo que pierde Ciudadanos (11,7 frente a 9,5) y ello a la vez que Vox pasa del 5,5 al 9,7. En conjunto, los tres partidos de la plaza de Colón sumarían ahora un 59 por ciento de los votos, porcentaje que en 2019 fue de un 52. Excesivo escoramiento a estribor.
Sorprende que tres de los cuatro consejeros de Ciudadanos vean aprobada su gestión -solo suspende Ana Carlota Amigo, la peor valorada de todo el gobierno Mañueco-, al mismo tiempo que su partido se desploma con estrépito. Sorprende que Vox, que dispone de sendos diputados del Congreso por Zamora y por Segovia, circunscripciones con tres escaños en la Cámara Baja, no obtenga representación por las Cortes en estas dos provincias, que eligen 7 y 6 procuradores, respectivamente. Y sorprende que su única procuradora, Fátima Pinacho, que lleva 4 meses en las Cortes, sea más conocida (54,1 por ciento) que la mayor parte de los miembros del gobierno Mañueco, incluido Carlos Fernández Carriedo, quien lleva encadenando altos cargos desde el siglo pasado.
Con unas expectativas así, lo lógico sería que el presidente de la Junta pulsara el botón del adelanto electoral y se sacudiera de encima a los zombis de Ciudadanos, máxime después de los problemas que le está ocasionando la pérdida de la mayoría absoluta en las Cortes. Pero la nueva entente alcanzada con Génova, que ya no cuestiona su liderazgo en Castilla y León, conlleva la cesión de esa prerrogativa. La decisión de adelantar o no las elecciones autonómicas se tomará básicamente en función de las prioridades electorales de Pablo Casado. Ello forma parte del armisticio interno alcanzado en el PP.