El mal uso de los antibióticos está haciendo que las bacterias sean cada vez más resistentes. El efecto de estos fármacos disminuye y tenemos menos posibilidades de combatir algunas infecciones.
DICYT.- Para abordar este enorme problema son imprescindibles dos acciones: concienciar a la sociedad para un uso más racional de los medicamentos y buscar nuevos compuestos. El proyecto internacional MicroMundo trata de realizar las dos cosas a la vez, una iniciativa en la que participa el Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG, centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca).
La idea es contar con estudiantes universitarios y de enseñanzas medias para entrenarles en el campo de la investigación, generar una cultura científica y que puedan colaborar en la búsqueda de microorganismos productores de nuevos antibióticos. Al mismo tiempo, son los estudiantes universitarios y los responsables del proyecto los que llevan a cabo la supervisión de la investigación y la labor divulgativa destinada el conjunto de la población.
MicroMundo es la versión española de un movimiento que tuvo su origen en Estados Unidos, con la ‘Small World Initiative’ de la Universidad de Yale en 2012 y que más tarde impulsó la Universidad de Wisconsin con su ‘Tiny Earth’. La Sociedad Española de Microbiología (SEM) coordina este proyecto en el que participan profesores, investigadores y estudiantes universitarios de una treintena de centros de investigación y universidades. Juntos explican las resistencias bacterianas en los institutos para que los estudiantes sean conscientes del problema y puedan ayudar en la búsqueda de soluciones.
El problema de la resistencia a los antibióticos es “la pandemia silenciosa”, comenta en declaraciones a DiCYT Beatriz Santos, investigadora del IBFG y coordinadora de MicroMundo en Salamanca. “Hay antibióticos que se utilizan para combatir las infecciones bacterianas pero algunas bacterias son resistentes a ellos y este proyecto busca soluciones intentando encontrar microorganismos que produzcan nuevos antibióticos”, afirma.
El origen del problema
Las bacterias tienen una gran capacidad para sobrevivir en un entorno repleto de antibióticos. Cuando usamos estos fármacos, “muchas mueren, pero otras son capaces de resistir, así que cuando empleamos antibióticos en exceso, estamos seleccionando las bacterias resistentes, que están en el ambiente y pueden infectar a las personas”.
Durante décadas se han utilizado para el engorde de los animales de granja. En el ámbito médico, son indispensables para curar muchas patologías, pero a veces se utilizan de forma inadecuada. Por ejemplo, los pacientes toman antibióticos para enfermedades no bacterianas o no completan los tratamientos, favoreciendo que no se eliminen del todo estos microorganismos y sobrevivan los más resistentes.
Por eso, desde hace tiempo se están tomando medidas, como el Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN). De hecho, “en España ya se está viendo una reducción en el uso de los antibióticos”, tanto en el ámbito veterinario como sanitario. Sin embargo, no es suficiente. Por una parte, la sociedad todavía es poco consciente del problema. Por otra, ya hay cepas bacterianas convertidas en auténticas ‘superbacterias’, porque no responden a la acción de los fármacos, así que es necesario conseguir nuevos compuestos.
La idea fundamental de MicroMundo es localizar microorganismos que produzcan nuevos antibióticos con la ayuda ciudadana. “La idea es que la sociedad aporte una solución”, explica Beatriz Santos, y que lo haga de una forma muy parecida al descubrimiento de los primeros antibióticos: a partir de microorganismos del suelo. Realmente, estos fármacos “son sustancias que producen los propios microorganismos para defenderse unos de otros”.
Lo primero que hacen los expertos del IBFG es entrenar a los alumnos universitarios que colaboran con MicroMundo. Tras aprender sobre resistencias y sobre cómo enseñar a los estudiantes de instituto, se forman equipos integrados por un profesor y tres o cuatro estudiantes de grado que van a acudir a los centros escolares de ESO y Bachillerato. En los institutos, además de conocer el problema, los alumnos eligen un suelo donde buscar microorganismos, aislarlos y ver si producen antibióticos eficaces.
Cada año, “contactamos con los centros educativos en el primer cuatrimestre y desarrollamos el trabajo en el segundo, generalmente, entre marzo y mayo”, señala Beatriz Santos. Este último curso los planes han cambiado debido a las medidas contra la pandemia del COVID-19, así que el trabajo se ha centrado en la parte de concienciación a la sociedad.
Alumnos de los grados de Biología y Biotecnología de la Universidad de Salamanca, han reforzado la divulgación a través de la página web del proyecto en Salamanca, así como de las redes sociales Twitter e Instagram, que han recogido numerosos contenidos para difundir el problema de las resistencias bacterianas. Asimismo, han montado una pequeña exposición con paneles informativos que permitirá llegar a otros centros educativos o cualquier otro escenario y se han desarrollado una serie de charlas ‘online’ que pronto estarán disponibles.