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Opinión

Maíllo y los Papeles del Martes

Exposición 'Poéticas de Salamanca', de Florencio Maíllo, que se puede ver en el patio de La Salina.
Exposición 'Poéticas de Salamanca', de Florencio Maíllo, que se puede ver en el patio de La Salina.

 

[dropcap]L[/dropcap]os Papeles del Martes van ya para cuarenta años, que se dice pronto. No es sencillo que una revista de creación poética perdure en el tiempo. Hace unos días presentaron en La Salina el número 65, con el obligado homenaje a Emilio Rodríguez, su fundador, fallecido el pasado noviembre. Con sus altibajos, algo inherente a este tipo de publicaciones, Papeles del Martes es ahora la publicación de referencia para la poesía salmantina. Y se debe en buena parte a la dedicación de Luis Frayle Delgado, que salvando todo tipo de obstáculos ha mantenido la tertulia y su consecuente revista durante tres décadas, desde 1991 hasta el año pasado, cuando cedió el testigo del día a día a Isabel Bernardo.

El acto de presentación fue múltiple y en él estuvieron implicadas varias instituciones, con la Diputación Provincial de Salamanca ejerciendo de anfitriona. Junto a los veinte poetas que publican en este número, el otro protagonista era el pintor de Mogarraz Florencio Maíllo, que inauguraba su exposición Poéticas de Salamanca,con treinta retratos de poetas y personajes vinculados a la poesía que tuvieron relación con Salamanca. Varios de ellos sirven para ilustrar la revista y el de Emilio Rodríguez, como no podía ser de otra forma, ocupa la cubierta. Una vez más, poesía y pintura caminan de la mano, como tantas veces ha sucedido.

Exposición 'Poéticas de Salamanca', de Florencio Maíllo, que se puede ver en el patio de La Salina.
Exposición ‘Poéticas de Salamanca’, de Florencio Maíllo, que se puede ver en el patio de La Salina.

Maíllo, que es uno de nuestros pintores sobresalientes, se desenvuelve con soltura en todas las técnicas y géneros. Se inició en la abstracción matérica, combinando formas metalizadas y pintura con insinuaciones geométricas y orgánicas. Siempre con la hondura espiritual que le lleva a esa etapa en la que el tema religioso cobra protagonismo y alcanza su máxima relevancia con el encargo de los retratos de Jesús Medinaceli para su basílica en Madrid. Con esa misma técnica, la de la encáustica sobre plancha de metal, realiza también su celebrada Piedad para anunciar la Semana Santa de Salamanca. Por medio estaba la pérdida de un familiar cercano y el artista se vuelca en esta obra, para plasmar las aristas hirientes que provoca el desgarro y el vacío de la ausencia, atemperados, eso sí, por la memoria y esperanza. La obra de Maíllo es extensa, con infinidad de interpretaciones e hitos muy destacados. Sin embargo, lo más probable es que se le recuerde por la ingeniosa idea de convertir su pueblo en una sala de exposiciones al aire libre, colgando de las fachadas los retratos de los cuatrocientos vecinos que lo habitaban al mediar el siglo XX.

La sensibilidad de Maíllo se interpola entre los versos de los Papeles del Martes con esos retratos ejecutados con técnicas de intervención artística en el dibujo digital. A los poemas de los autores consagrados, como Colinas, Zamarreño, Regalado o Mercedes Marcos, se suman los de los coordinadores, Frayle y Bernardo, y otros destacados poetas salmantinos, entre los que sorprende una Esther Ferreira –de casta le viene al galgo– que crece a ojos vista cada vez que publica. Alegra mucho descubrir esta síntesis tan compenetrada entre pintura y poesía. Un nuevo éxito de esta vida cultural que, desde el altruismo de unos pocos y el esta vez acertado patronazgo de las instituciones, da lustre a una ciudad que lucha por recuperar su normalidad.

Exposición 'Poéticas de Salamanca', de Florencio Maíllo, que se puede ver en el patio de La Salina.
Exposición ‘Poéticas de Salamanca’, de Florencio Maíllo, que se puede ver en el patio de La Salina.

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