Las españolas afrontan más tareas domésticas con el teletrabajo

Se mantiene la desigualdad en el reparto de roles

La pandemia y el teletrabajo continúan agravando la desigualdad y las tareas domésticas siguen aumentando con nuevas obligaciones. Las mujeres teletrabajan el doble que los hombres para atender a menores y dependientes a su cargo y esta modalidad laboral está lejos de ser una vía para la conciliación real si no va acompañada de medidas que fomenten la corresponsabilidad.

Además, la desigualdad de oportunidades de quienes teletrabajan frente a los que no; la falta de desconexión; la carencia de criterios claros a la hora de determinar qué puestos pueden acogerse al trabajo no presencial, la falta de formación de quienes implantan las medidas en las empresas y administraciones, la escasez de acciones estratégicas y la improvisación marcan el día a día de miles de teletrabajadores/as.

Así lo revela una encuesta online de la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) y ARHOE-Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles entre 4.400 empleados/as de las administraciones públicas y del sector privado. La inmensa mayoría de los encuestados -un 90%- apuesta por el teletrabajo como vía para conciliar, aunque advierten de sus múltiples carencias y reclaman actuaciones adaptadas a cada centro de trabajo.

En materia de igualdad, la situación empeora y se confirma que la carga doméstica que soportan las mujeres ha aumentado pese al avance del teletrabajo, según asegura un 72% de los encuestados/as. Además, un 27% cree que hombres y mujeres no se están acogiendo por igual a esta modalidad de empleo y un 19% lamenta que no tienen las mismas oportunidades que quienes trabajan de forma presencial.

Otro de los problemas que preocupan es la desconexión digital cuando acaba la jornada laboral. Casi la cuarta parte de los trabajadores/as afirma que no se está respetando este derecho ni en las empresas privadas ni en las administraciones, una circunstancia que también está afectando a la conciliación en el día a día.

Además, pese a que la modalidad a distancia es hoy una realidad en los centros de trabajo (un 73,5% así lo asegura), el 68% afirma que se puso en marcha mediante medidas improvisadas y desconocen si cuentan con un plan estratégico para ello.

Faltan recursos y formación

A la hora de evaluar el trabajo a distancia, un 63,3% cree que las personas encargadas de gestionar los equipos no están todavía preparadas para afrontar esta nueva organización del trabajo o bien necesitarían una formación específica y adaptada para hacerlo correctamente.

Entre los aspectos positivos, valoran que han optado por esta fórmula de una manera voluntaria, tanto para evitar desplazamientos durante la pandemia como para conciliar, y que también les ha permitido que su jornada laboral sea ahora más flexible (un 71,6%).

De cara al futuro, un 90,9% de trabajadores/as afirma que les gustaría continuar con el teletrabajo, aprovechando los recursos invertidos e incorporando mejoras en cuestiones clave como la formación, el equipamiento y la desconexión, entre otros.

La secretaria de Igualdad de CSIF, Eva Fernández, aboga en esta nueva fase del teletrabajo por asegurar los derechos de las plantillas en cuanto a horarios de trabajo, ubicaciones, medios informáticos, mecanismos de selección de personal y derecho a la desconexión digital.

Antes de la pandemia, tan solo un 5% de los empleados/as públicos teletrabajaban, una cifra que llegó hasta un 63% en plena crisis y que ahora se sitúa en torno al 22%, según los últimos datos de la Administración General del Estado recabados por CSIF.

Las administraciones públicas, que deberían ser un referente, están aplicando de forma desigual el teletrabajo; faltan medios tecnológicos y formación; se está denegando a muchos trabajadores/as de manera arbitraria; no hay coordinación para su asignación a distintos puestos, lo que genera desigualdades, etc. advierte Fernández.

Para el presidente de ARHOE, José Luis Casero, es fundamental conocer el estado del teletrabajo en nuestro país -más allá de casos particulares- para trazar estrategias de consolidación de buenas prácticas en las organizaciones, más aún cuando una gran parte de los encuestados/as manifiesta su deseo de que el teletrabajo se mantenga a futuro, en una situación normalizada.

En este sentido, Casero asegura que dos días de teletrabajo semanal como pauta es bueno para la empresa, es bueno para las personas y, además, promueve un impacto positivo sobre el clima al evitar muchos desplazamientos innecesarios.

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