[dropcap]C[/dropcap]uando eres profesional de la salud mental, la mayoría de las personas presuponen que tenemos que ser como una especie de Buda, seres que dominamos perfectamente nuestras emociones, que no nos alteramos nunca, que no lloramos, en definitiva, como unos súper héroes emocionales.
¿Presuponemos que un médico no puede tener un catarro? ¿Qué un oftalmólogo no puede ser miope?
Definitivamente NO.
Los psicólogos no somos seres superiores con un dominio absoluto de todas las situaciones relacionales y/o emocionales. Los psicólogos somos personas que dedicamos nuestra vida al estudio del comportamiento humano.
Es cierto, que conocemos en mayor profundidad el funcionamiento de la psique, sus procesos cognitivos, la funcionalidad de las emociones, los rasgos de personalidad…pero, también somos seres humanos con problemas y que sufrimos.
Los psicólogos somos personas que tenemos depresión, ansiedad, adicciones, obsesiones, problemas familiares, de pareja, etc. Es decir, somos personas normales.
Algunos compañer@s comentan cómo les da cierta vergüenza que los pacientes los vean tomando una caña, o en la pescadería, o de fiesta bailando. Justamente, por esta suposición de que debemos ser seres grises encerrados en un despacho con luz tenue leyendo y escribiendo acerca de la vida.
Pero más aún sorprende el hecho de que los psicólogos también vamos a terapia.
En nuestro día a día, trabajamos con todo tipo de emociones y las contenemos. Hora tras hora, y cuando cerramos la puerta, a veces nos derrumbamos, nos sentimos impotentes, nos cuestionamos qué he podido hacer, qué no, nos acostamos pensando en algunos casos, supervisamos, evaluamos constantemente, mucho más allá de la consulta. Y a veces, nos sobrepasamos.
De hecho, en mi centro de Psicología, un requisito imprescindible que le pido a mi equipo, es haber pasado o estar en un proceso terapéutico.
En mi caso personal, estuve casi 6 años haciendo un análisis personal para poder desarrollar mi trabajo como profesional lo mejor posible. Es imprescindible ser paciente antes de ser psicólogo, porque todos tenemos luces y sombras a analizar.
Es de suma importancia conocernos a fondo, conocer nuestros patrones, nuestros miedos, los casos que podemos tratar y los que no, evaluarnos, y ser humildes y sinceros con nosotros mismos. Tenemos que conocer muy bien como profesionales lo que cada caso nos toca a nivel personal y analizarlo. Es nuestra responsabilidad.
Si quieres saber más acerca de nuestro equipo o eres psicólogo y quieres supervisarte con nosotros puedes pinchar aquí