Opinión

Verano: la vida sigue igual

Imagen de congerdesign en Pixabay

 

[dropcap]T[/dropcap]ranscurrido casi medio verano la vida sigue igual. En el mes dieciocho de la pandemia unos que nacen otros morirán, la vida sigue igual, que cantaba Julio Iglesias en 1968 para ganar el festival de Benidorm. El verano es la estación en la que la vida, bajo la energía del sol, alcanza su plenitud después del rebrote de la primavera, y es también el momento de coger fuerzas para el invierno siguiente. A pesar de la pandemia, que sigue descontrolada, a pesar de otro verano que tampoco será el de la recuperación económica, a pesar del tiempo perdido, la vida sigue igual: unos que nacen otros morirán.

En este tiempo de supervivencia, la luz y el calor del verano nos ayudan, a pesar de todo, a ser optimistas y a mantener la esperanza, ya que como decía Lorca el más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta, y la esperanza es el motor para seguir adelante, es la llave para ganar el futuro para la vida.

Como sociedad no nos comportamos como deberíamos y las ganas de ¡vivir ya! superan a la prudencia. Isaac Asimov decía que el aspecto más triste de la vida es ese momento en el que la ciencia reúne el conocimiento más rápidamente que la sociedad reúne la sabiduría, y ese pensamiento resume perfectamente el momento que vivimos, poco a poco vamos sabiendo más del coronavirus, pero nuestras ganas de vivir el presente demuestran poca sabiduría para ganar el futuro.

Mientras tanto la vacunación avanza a buen ritmo en España y en los países occidentales, pero sabemos que eso no es suficiente: la única solución a esta tormenta es la vacunación de toda la población mundial. Somos privilegiados porque podemos entrever la luz al final del túnel en nuestros ricos países y quizás, como Haruki Murakami escribía, una vez que la tormenta termine, no recordarás como lo lograste, como sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. Pero una cosa si es segura. Cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata esta tormenta.

Lo que es evidente es que de la tormenta saldremos todos juntos, ricos y pobres, el mundo de la opulencia y los países del tercer mundo, o no saldremos nadie. Por eso es importante recordar que mientras nosotros estamos en verano, medio mundo está en invierno y mientras el virus campe a sus anchas por esos países nadie estará seguro: más pronto que tarde nuevas variantes del virus nos alcanzarán. No se pueden poner puertas al campo (virus). Mantengamos nuestra esperanza, pero aumentemos nuestra sabiduría para salir de la tormenta.

 

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