[dropcap]E[/dropcap]l mismo día que conocíamos que 42 personas, entre ellos varios niños, habían muerto tratando de llegar en patera a Canarias desde el Sahara, supimos que el Barcelona F.C. no podía renovar a Messi. Ese día los informativos generales de TV dedicaron menos de un minuto al naufragio mientras que la no renovación de Messi ocupaba en torno a 20-30 minutos en los mismos noticieros. En la prensa sucedía otro tanto. Durante la pasada semana se han producido otros naufragios de pateras, una de ellas también con 40 muertos. La desproporción informativa se ha mantenido igual.
Caminando Fronteras afirma que al menos 2.087 migrantes fallecieron o desaparecieron al intentar llegar a España en pateras o cayucos en el primer semestre de 2021. El enviado especial de ACNUR para el Mediterráneo Central, Vincent Cochetel, subrayó que ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), junto con las autoridades mauritanas y otros socios «están tratando de intensificar los esfuerzos para prevenir tales tragedias», como si el problema hubiese comenzado ayer, mientras Europa sigue mirando para otro lado y el goteo de muertos continúa.
La semana pasada el sur de Europa ardía con incendios que arrasaban miles de hectáreas y destruían empresas y casas familiares, produciendo también numerosos muertos, decenas de heridos y miles de evacuados. Turquía, Grecia e Italia están siendo pasto de las llamas. Portugal y España en menor medida. Buena parte de culpa la tiene el cambio climático al que seguimos sin prestar la atención suficiente. En la Amazonia de Brasil y en Estados Unidos sucedía otro tanto, pero la desproporción informativa respecto de la salida de Messi se mantenía, como sucede con la información relativa a los muertos en pateras.
Desastres humanos continuados y un colosal desastre ecológico merecían menos atención que la marcha de un futbolista. Es más, los “responsables” del Barsa daban más explicaciones, con lágrimas en los ojos incluidas, que los responsables institucionales de prevenir y evitar, en la medida de lo posible, muertes de desheredados tratando de huir de la pobreza o de prevenir incendios forestales.
El papel que corresponde a los medios de comunicación en este desastre informativo es muy importante. No somos lo suficientemente inocentes como para pensar que la tan cacareada libertad de expresión es la que los guía, sabemos que defienden intereses económicos que condicionan sus líneas editoriales y la propia libertad de expresión de los periodistas (quien paga manda). Pero, aun asumiendo esa realidad, existe un desequilibrio importante que afecta no solo a la creación de opinión sino también a la estricta información. Y todo ello, información y opinión, resta credibilidad a los medios y a los propios periodistas que trabajan para ellos. Uno esperaría mayor autocrítica, que no percibe, mayor sensibilidad con los verdaderos problemas que afectan a sus lectores (y al resto de los ciudadanos) y mayor pluralidad informativa, algo que venimos echando de menos desde hace tiempo, pero que se ha puesto aún más de manifiesto durante la pandemia COVID, y de forma brutal durante la pasada semana, por el enorme contraste entre las noticias que comentaba anteriormente.
Es posible que los medios publiquen la información que consideran que demandan sus lectores, lo cual no debe estar muy lejos de la realidad, pero el cuarto poder debería tratar de influir positivamente en la opinión pública y no parece que actualmente esa sea su intención. Quizás ya formen parte del “pan y circo”. Es posible que, precisamente por ello, estén perdiendo la batalla frente a las redes sociales, donde aun careciendo del título de periodista se pueden conseguir grandes audiencias, pero ese es otro tema que exige de un amplio debate. Quizás otro día.
1 comentario en «Información y opinión en los medios de comunicación»
Igual que podemos comparar la vida de Messi con la vida de los emigrantes africanos, habría que hacerlo también entre mujeres españolas y árabes. También podríamos comparar la vida de un gato salvaje con un gato doméstico… Pero me parece a mi, que poco tendrá que ver lo uno con lo otro.
Los medios de comunicación ni comunican, ni informan. Pero esto lleva siendo así desde hace mucho tiempo. Son viles esbirros al servicio de la demanda. Llegando a rozar la falsedad sólo por conseguir un poco más de alcance. El Gobierno, estos a los que defiende a capa y espada, compraron cadenas de tv enteras pagando subvenciones que no venían a cuento. ¿Cuánto ayudan a la viejecita que vive de tener una mercería? Nunca. El caso es que su gobierno ha sabido muy bien como evitar la mala publicidad. Las agendas de TVE, La 2, Cuatro, Telecinco y La Sexta han estado totalmente controladas por Iván Redondo y por Ferreras… Imagino que usted les tendrá manía ya que llevan años manipulando lo que ve la gente en su televisión y haciendo ver malos donde hay buenos y al revés.
Si hablamos de periódicos, hay un poco más de diversidad de opiniones, habiendo periódicos de varios lados. Lo que sí que es cierto es que las redes sociales permiten mayor diversidad intelectual y de opiniones, lo que permite a aquellos que quieran estar informados, acceder a una información veraz y contrastada por ellos mismos.
Concuerdo con usted en que son el cuarto poder y se vendieron hace mucho tiempo al mejor postor… El problema es que no sólo ha pasado con el periodismo, sino con algunos partidos políticos también. Se venden al mejor postor y compran influencias lo más baratas posibles. Así nos va.