La XXXIII de la Feria del Barro se desarrollará en la Plaza Anaya de Salamanca del 13 al 22 de Agosto. Acoge a 17 artesanos, proceden la mayoría de Castilla y León, también de otras regiones y de hasta Portugal
Han sido meses muy duros para todos, también para los artistas del barro, que han visto como durante estos meses de pandemia se han suspendido muchas ferias. Carla Dias, de Portugal, y Vicente Rodríguez, de Extremadura, dos de los artesanos que exponen sus productos, cuentan cómo han sorteado estos meses y cómo ven el futuro de su oficio.
Carla Días, ¿están ilusionados con esta feria?
Después de la pandemia, esta feria ha sido sorprendente por el flujo de personas y el interés. Creo que la gente no va de vacaciones muy lejos y prefiere pasear por la ciudad. Noto una gran diferencia entre antes de la pandemia y después del confinamiento. La gente compra más ahora.
¿Ha afectado la pandemia a este sector?
Muchísimo, porque la mayor parte de la gente no tiene una tienda donde poner sus productos, con las ferias canceladas era muy difícil. No había pedidos y nuestro producto no es un bien de primera necesidad. Ha sido bastante duro. Hay personas que han dejado las ferias para abrir sus tiendas para atraer clientes.
Una duda Carla, ¿habéis innovado para adaptaros a estos tiempos inciertos?
Sí. He abierto una tienda online, pero no es fácil. Hay que hacer mucha publicidad, no hay una receta única, lo que le funciona a uno no tiene porqué funcionarle a otro. Es una presión enorme, tenemos que ser ceramistas, publicitarios, comerciantes online y fotógrafos.
En cambio, otros alfareros no se han incorporado a las nuevas tecnologías. Vicente Rodríguez dice mantenerse únicamente con el comercio en ferias y eventos. «Lo único que nos ha influido es que hemos hecho más jardinería, la gente pasa ahora más tiempo en casa», explicó.
Vicente, ¿Qué pierde la sociedad si desaparecen los artesanos?
Se perderían las raíces. Es un producto de mucha utilidad, permitió subsistir al ser humano en el pasado. Aunque hoy se pueden hacer productos en fábricas, se pierde la tradición y el encanto.
La artesana portuguesa es de la misma opinión. “La cerámica es el arte más antiguo, perder esto es perder una tradición y el color de la vida. Nosotros damos arte casi gratis, es como si estuviéramos en una galería al aire libre donde cada uno tiene sus piezas”.
¿Cómo podrían ayudar las autoridades políticas para conservar este sector y ayudaros en tiempos de pandemia?
Carla Dias: Hay ferias apoyadas por los ayuntamientos, es una manera. Ayudar con subvenciones en los gastos, porque el puesto hay que pagarlo. Pero lo más importante es no dejar morir las ferias, pues en algunas ciudades llevan casi dos años sin celebrarlas, y es nuestra única ventana al público.
Vicente Rodríguez: La gente joven desconoce cómo usar la cerámica de barro. También hacen falta sitios donde venderlo.
Carla Dias: Consideró que a veces el público no valora bien el trabajo que conlleva este arte y el hecho de venderlos en ferias les hace pensar a la gente que son objetos de mercadillo. El espacio dice mucho.
¿El oficio de alfarero pasará a las nuevas generaciones?
Carla Dias: Hay muy pocos jóvenes. La mayor parte de los artesanos tienen 50 o 60 años, de 40 muy pocos, es un sector que está en decadencia. Supone mucho trabajo y poco beneficio económico. Los jóvenes prefieren un trabajo estable y con sueldo fijo.
Vicente Rodríguez Arias: Somos los últimos de nuestra generación. En la alfarería en Trujillo solo quedamos nosotros. Ha habido muchos artesanos y alfareros, pero han ido desapareciendo. Mis hijas por ejemplo están cada una con su carrera.
Algo en lo que están de acuerdo los artesanos es en celebrar la feria en la Plaza Anaya. «Hay menos espacio para vendedores, pero estéticamente está más bonita y el lugar es perfecto, estamos rodeado de turistas”, concluyen.
El horario de venta al público abarcará de las 10.00 a 23.00 horas cada una de las jornadas.
