Sara Carbonero le envía mucha fuerza a los vecinos de Navalacruz a través de sus redes sociales. Durante los años que estuvo junto a Íker Casillas, la periodista vivió en esta localidad abulense momentos felices y familiares en los veranos y periodos vacacionales.
ICAL. El incendio que asola esta zona de Ávila está considerado por la asociación ecologista WWF como el peor de entre los fuegos registrados este verano en España y el cuarto más grave de todos los siniestros de este tipo en el país desde que hay registros, tras el incendio de Corte de Pallás en 2012, que calcinó 30.000 hectáreas, el de Minas de Rio Tinto de 2004, que quemó 27.000, y el incendio de Andilla, que acabó con 22.000 hectáreas de suelo arbolado en 2012.
Esta situación sirvió para que la organización ecologista alertara del «peligro de los superincendios», puesto que si bien la superficie afectada a nivel nacional en este 2021 sigue por debajo de la media de los últimos diez años, el número de los grandes incendios «va en aumento», con 15 en lo que va de verano, por lo que todo apunta a que se superará la media, según reveló WWF en un comunicado remitido a Ical.
«Este incendio, que hasta el momento ha arrasado cerca de 20.000 hectáreas, con un millar de personas evacuadas y un perímetro exterior de unos 100 kilómetros, es un aviso y una evidencia de la amenaza que suponen los grandes incendios», señalaron en el comunicado desde la organización ecologista, advirtiendo que estos fuegos son «cada vez más frecuentes, de mayor gravedad y desafían todos los dispositivos de extinción».
Y es que, tal y como sostiene WWF, «el cambio climático y el abandono rural hacen de España uno de los países más vulnerables frente a la amenaza de estos superincendios», puesto que aunque el número de fuegos en el país disminuye, estos son «más graves y difíciles de controlar», como demuestra que, hasta la fecha, en España se ha producido «un 60 por ciento más de grandes incendios forestales que la media de los últimos diez años».
En ese sentido, desde WWF señalan que el cambio climático «favorece las condiciones perfectas para alimentar estos grandes incendios», al ser un factor que aumenta el riesgo de «fenómenos extremos» como las olas de calor que «encienden la mecha de estos superincendios», a lo que se unen «causas estructuras arrastradas tras décadas de abandono y ausencia de inversiones en el medio rural».
«Los incendios se han convertido en una emergencia social», afirman desde la organización ecologista, que apuesta por ello por «más prevención y evolucionar de un modelo centrado en altas inversiones para avanzados dispositivos de extinción a otro que apueste por promover paisajes resilientes, vivos, rentables y mucho menos inflamables». Todo para evitar que España sufra «en cualquier momento» las oleadas de incendios que asolan este verano Turquía, Grecia y todo el mediterráneo oriental.