Urbanizaciones de plazas por toda Salamanca

JESÚS MÁLAGA: ‘Desde el balcón de la Plaza Mayor’ (Memorias de un alcalde)
plaza los ovalle poeta claudio rodriguez
De solar convertido en vertedero, a plaza en Garrido.

[dropcap]L[/dropcap]a obra de la Plaza de Toneleros, en el barrio Blanco, costó cuarenta millones de pesetas. Se realizaron dos plataformas separadas por un muro de piedra, comunicadas por escaleras y rampas. La plaza mantiene zonas de tránsito y otras de estancia. La zona peatonal tiene una pequeña plaza con gradas perimetrales de asiento y juegos de petanca. El bulevar está ajardinado con acacias, arces reales y cipreses. También se diseñaron fuentes de hormigón. El proyecto es obra del arquitecto Bonifacio Reyes.

San Cristóbal costó sesenta millones de pesetas. Las obras de la plaza y las de rehabilitación de la iglesia se realizaron en 1987. El espacio se distribuyó en dos zonas, una peatonal y otra para el paso restringido de vehículos. Se respetaron las escalinatas, de posible origen medieval.

A finales de 1986 se construyó la Plaza de los Ovalle, en Garrido sur, por algo más de siete millones de pesetas. Se expropió un solar que se utilizaba como basurero para ampliar la plaza. Intentábamos recuperar pequeñas zonas para estancia en el macizado barrio Garrido. Unos bancos, una fuente y unos árboles aportaron a aquella zona un atisbo de verdura donde solamente había cemento. A la inauguración asistió el poeta Claudio Rodríguez, al que se le dedicó dicho espacio.

En la Plaza de San Justo se remodeló el mobiliario urbano para que los hortelanos ubicados en la Plaza de los Sexmeros pudieran mantener la venta de sus productos al aire libre y protegerse de la lluvia y el sol con toldos. La remodelación fue de estilo tradicional, con un farol central con cinco puntos de luz. La plaza mantiene una zona peatonal y otra de tránsito.

El proyecto de urbanización del Corralillo de Santo Tomás topó con un conflicto de intereses. Un edificio que limitaba con la iglesia dejaba un estrecho callejón. Sus dueños quisieron construir y se produjo un desencuentro entre algunos vecinos y la Comisión de Patrimonio. Esta última quería respetar la alineación tradicional, pero un grupo de catedráticos me dirigieron una carta protestando. Consideraban que se debía aprovechar el momento de la nueva construcción para dejar exenta la iglesia. Paralicé la obra y propicié una reunión de las dos partes. Como se puede comprobar in situ, los profesores no llegaron a convencer a los miembros de la comisión.

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