[dropcap]E[/dropcap]ste es el maravilloso aspecto que presentaba el pasado mes de junio la Sierra de la Paramera, la que se ha quemado completamente hace unos días, en el incendio de Navalacruz.
Las fotos del Comité Antinuclear y Ecologista, realizadas esta primavera muestran la cara norte de dicha sierra.
Existía un variado paisaje en mosaico con gargantas de un verde intenso, donde crecían las frondosas como abedules, alisos y fresnos. Bosquetes de encinas y robles con algunos ejemplares que podrían tener siglos. Pastizales con vacas, que decían estar en la gloria; regatos, fuentes, matorrales exuberantes en flor amarilla y morada. Por lo tanto, no se trataba de monte cubierto de bosques cerrados y continuos de esos que facilitan la propagación de los incendios. Predominaban los pastos, matorrales y roquedos con una extensión de 16.000 ha. sobre las 22.000 quemadas: hemos entrado en un periodo en el que los incendios, una vez desatados, no se pueden apagar.
Un gran desastre económico y medioambiental para todos, especialmente para los habitantes de todos estos pueblos, desde Navalacruz, San Juan del Molinillo y Navalmoral en el valle del Alberche hasta Sotalbo, Riofrío, Palacio, Villaviciosa, la Hija de Dios, Solosancho y Mironcillo en el valle del Adaja, el Amblés.
Estamos pagando ya un alto precio por el cambio climático, que hace que los incendios sean más grandes y más desbastadores al encontrarse el monte extraordinariamente seco durante las olas de calor: «arde como la gasolina», decía un paisano. Los gobiernos actuales y los pasados tienen una grave responsabilidad por la acción insuficiente ante esta emergencia. Sólo la presión de la gente podrá mitigar el colapso: presionemos a nuestros gobiernos desde la sociedad civil. A los autonómicos, locales, nacional y supranacional (Unión Europea). Cada décima de grado que logremos reducir en el calentamiento global es extraordinariamente importante. Esta asociación, Comité Antinuclear, no escamoteará ningún esfuerzo para ello.