Ballesteros de Calatrava, un pequeño pueblo manchego de 400 habitantes acaba de independizarse de las compañías eléctricas para evitar el pago de las elevadas tarifas que han acabado imponiendo a los usuarios.
El pueblo ha constituido una comercializadora rural de energía, con la que espera producir, almacenar y distribuir electricidad usando placas solares, y accediendo a todos los hogares a través de un software.
Han invertido 338.000 euros (contarán con una ayuda europea de 138.000 de los fondos Feder) para poner en marcha el proyecto a lo largo de 2021.
En el primer año de funcionamiento de la planta fotovoltaica reducirán la factura de la luz un 20% y en años sucesivos el ahorro irá aumentando hasta alcanzar el 80%, osea, casi el autoabastecimiento.