En una entrevista concedida a este medio el presidente de la Asociación de Empresas de Escuelas de Español de Salamanca y dueño de unos estos centros, Alfredo Miguel, explica la situación que están atravesando.
¿Qué espera este año el sector de la educación del español?
Ahora en septiembre debería de comenzar la temporada baja, la alta suele ser primavera y verano, pero directamente no va a comenzar. Esperamos que para el 2023 la cosa se vaya recuperando lentamente.
¿Las ayudas de las administraciones han paliado las pérdidas?
No estamos generando beneficio, la mayor parte de las 18 escuelas están cerradas y muchas se han tenido que reinventar. En cuanto a las ayudas, al no incluirse en los ERTES de necesidad estamos abandonados por la administración. Los únicos que nos han hecho caso han sido el ayuntamiento y la junta, del gobierno central nada. Solo queremos sobrevivir y lo único que recibimos son palos en las ruedas.
¿Qué supone para la provincia una industria como la suya?
Somos una industria locomotora, abre las puertas a otras como la hostelería o las excursiones. Según diferentes estudios, cada estudiante que viene a Salamanca se deja de media unos 500 euros a Salamanca y en 2018 vinieron en torno a 32.000 de los 40.000 que llegaron a la región. De estos 500 euros, unos 350 se dejan en sectores productivos como el de la hostería, excursiones u hospedajes.
¿Qué aportan las escuelas además de las enseñanzas?
Somos una puerta a otras economías, somos una economía transversal y una economía de futuro. El perfil de estudiante que tenemos es de unos 15-19 años, estos jóvenes luego vuelven con sus padres o con sus parejas. En algunos casos estos jóvenes han hecho vida con gente de aquí y se han quedado a vivir.
¿Y qué nos diferencia de otras ciudades?
La educación para extranjeros es uno de los petróleos de esta ciudad y nos diferencia la cantidad de años, la riqueza de la ciudad y la experiencia. En nuestro colegio hay casos de profesores que llevan viniendo con alumnos desde hace más de 30 años, les damos confianza. Salamanca es la ciudad de la región que más estudiantes atrae, ocho de cada diez, pero dentro de España donde más se estudia el español es en Barcelona.
Con este panorama que vemos, ¿cómo se presenta la futura temporada del 2022?
Estamos haciendo contratos para 2022, pero ahora mismo estamos en facturación y algunas escuelas puede que no lleguen y tengan que cerrar. Ahora mismo tenemos el caso de que hay jóvenes que quieren venir, pero que no pueden venir por las regulaciones de la pandemia en cada país. La clave está en sobrevivir, si todo sale adelante y se abre el mercado de Estados Unidos en 2023 podemos tenemos una situación de que haya mucha demanda pero apenas queden escuelas porque no tenemos liquidez.
Por último, ¿Con estos cierres y esta situación cómo se han reinventado?
Ya han tenido que bajar la trampa en dos centros, otros dos están al borde de hacerlo. Las que han abierto tienen clases muy reducidas con pocos alumnos, otras directamente siguen cerradas o dedican sus espacios abiertos para eventos o reuniones. Este último caso corresponde al Colegio Unamuno que cede sus espacios a empresas para sacar algo de rédito al espacio.