[dropcap]E[/dropcap]stos días finaliza el traslado al nuevo Hospital Universitario de Salamanca y comienza una segunda fase con el traslado de las consultas al Virgen Vega, que precisa de unas obras de adaptación que esperemos duren poco tiempo ¿?. Finalizadas las obras y trasladadas las consultas el viejo clínico quedará a disposición de la piqueta para su derribo.
Una vez demolido está prevista la construcción de un nuevo edificio que albergará fundamentalmente las consultas que, como acabo de señalar, hasta entonces estarán en el Virgen Vega. Es obvio que el plazo de entrada en servicio de este nuevo edificio será como mínimo de varios años y esperemos que la obra no se dilate en el tiempo tanto como el nuevo hospital.
Al final del proceso contaremos con tres edificios: dos del hospital nuevo, y el tercero el edificio del antiguo materno-infantil, en el que parece estar previsto instalar distintos servicios de gestión y también aulas para la facultad de medicina que permitan compensar la actual falta de espacios y evitar la disociación actual de la docencia entre el hospital y la propia facultad.
No cabe duda que un proyecto de esta magnitud debería finalizar con un hospital universitario de primer nivel, a la altura de las necesidades de la población de Salamanca y su área de referencia/influencia y acorde a lo que corresponde a un hospital de cuarto nivel.
Habrá sido un camino largo, excesivamente largo (el plan Director data del año 2002), con el handicap que significa que un hospital diseñado en 2002 no cubre las necesidades que tiene un hospital del año 2021 y posteriores y, para ello, la obra de ampliación debería contemplar la solución de los déficits que son ya evidentes en el nuevo hospital. Aprovechar la segunda fase de las obras para resolver estos déficits debería ser planteado por la Dirección del propio hospital y por SACyL, aunque ello signifique replantear el proyecto tal y como está contemplado en la actualidad, y ello no tiene porque significar nuevos retrasos en la culminación del proyecto. Un hospital que incluya los tres edificios previstos no puede nacer sin capacidad para cumplir lo que se espera de un hospital universitario del máximo nivel para los próximos cincuenta años.
Desconozco el destino final del Virgen Vega que supongo será devuelto a la Seguridad Social, pero dedicarlo a completar un Campus Internacional de Ciencias de la Salud, podría servir para potenciar el gran impacto para la ciudad de Salamanca que ello tendría. En este caso trabajar conjuntamente Universidad, Ayuntamiento, Diputación, Junta de Castilla y León, Institutos Científicos Biosanitarios y el propio IBSAL y contar con apoyo empresarial privado podría facilitarlo. En tiempo de estrecheces producidas por la crisis es necesario tener visión de futuro, poner las luces largas y pensar a lo grande.