Este viernes se ha celebrado la ceremonia de entrega de los restos de siete personas procedentes de una exhumación llevada a cabo en Castillejo de Martín Viejo. Ha sido un acto organizado por la Asociación Salamanca Memoria y Justicia y desarrollado en el Centro Documental de la Memoria Histórica, situado en la Plaza de los Bandos
Luisa Vicente, presidenta de la asociación Salamanca Memoria y Justicia ha manifestado la relevancia del evento: «Este es un acto de Justicia, pues la dignidad nunca la perdieron. La dignidad la perdió quien dio un golpe de Estado contra un Gobierno elegido legítimamente por el pueblo, los que ordenaron las muertes de estas personas y las que lo llevaron a cabo».
Luisa Vicente también recalcó que «estamos haciendo justicia a estas personas que nunca la tuvieron, ni cuando fueron asesinadas ni al cabo del tiempo. Los recuperamos de una fosa común y ahora van a ser enterrados como cualquier español, pues todos merecemos una sepultura digna».
Los restos identificados durante la exhumación, dirigida por la Sociedad de Ciencias Aranzadi, han sido: Antonio Campano Rodríguez, El Confitero; Silvestre López López, Ángel Cerezo Hernández, Vicente Díaz Sáez y Antonio García Herrero. Todos asesinados el 11 de agosto de 1936. Serán enterrados en un nicho proporcionado por el ayuntamiento de Ciudad Rodrigo.
Los únicos restos que han podido ser entregados a un familiar han sido los de Silvestre López López. Después de ochenta y cinco años, su sobrino, Juan Luis López Rubio, podrá darle sepultura. «Nunca fui consciente sobre lo que vivió mi tío. Era muy pequeño y solo supe que lo habían matado en la guerra. Por ser y sentir padeció la represión», dijo Juan Luis López Rubio.
Los restos identificados fueron encontrados a seis metros de la puerta posterior de la capilla del cementerio de Castillejo de Martín Viejo. «Estaban enterrados en ángulo contra el muro, unos encima de otros. Los mataron sobre un puente y los cadáveres aparecieron flotando en el río. Los recogieron y los trasladaron en carro hasta el cementerio», explicó Lourdes Herrasti, directora de la exhumación.
Para identificar a Antonio Campano Rodríguez, recurrieron a los vecinos del pueblo. «Una vecina nos contó que cuando era pequeña su padre le mandó regresar al campo, pues se había olvidado de su chaqueta. Por el camino se encontró con un cadáver, ella recordaba que se trataba del confitero, pues cojeaba», dijo Lourdes Herrasti.
El dato de la cojera lo relacionaron con el cuerpo encontrado. Este mostraba señales de haber sufrido la polio, causa de la cojera. «Antonio Campano, el Confitero, fue una persona muy conocida por los niños en Ciudad Rodrigo, vendía las golosinas en la Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo», manifestó Luisa Vicente, presidenta de la asociación Salamanca, Memoria y Justicia.
Los dos restos sin identificar se tratan de dos carabineros. «Estaban enterrados a medio metro de los otros cuatro, uno sobre otro. Reconocimos su oficio por el uniforme y las botas encontradas», explicó Lourdes Herrasti.
José Miguel García, secretario general de la conserjería de transparencia, ordenación del territorio y acción exterior, destacó la importancia de la memoria histórica y democrática: «Queremos contribuir a cerrar definitivamente las heridas que dejó a nuestra sociedad La Guerra Civil. Ocurrirá si seguimos recuperando los restos de víctimas que aún esperan en fosas», concluyó.
