Opinión

Inocencia entre rejas

Libertad, de Raúl de la Fuente se proyecto en el Liceo. Foto. Javier Blázquez.

 

[dropcap]H[/dropcap]ace unos días se estrenaba en el Teatro Liceo un impresionante documental sobre las cárceles que atrapan, tras sus muros, el frágil perfil de la inocencia. Misiones Salesianas, junto al rigor y el incombustible afán de un periodista salmantino, que vive para mostrarnos la juventud más frágil del mundo, auspicia una serie de documentales que nos muestran los pestilentes antros donde el ser humano es convertido en pura mercancía de desecho.

Alberto López ha vuelto a su tierra para tocarnos el corazón con la realidad que se esconde en los míseros muladares de la tierra. Junto a él pudimos escuchar a un joven africano, que testificaba cómo, tras el horror de las cárceles de Sierra Leona, es atrapada la adolescencia bajo el cuchillo más afilado de la injusticia. Chennor es un documento de la realidad encubierta que acalla el grito de ese más de un millón de menores que sufre el cerco de las cárceles más aterradoras del mundo. Nos hizo saber cómo los hijos de don Bosco le sacaron de la pocilga deshumanizada que, en forma de cárcel, vapulea el derecho y la dignidad del ser humano. Un chaval que, gracias a la misión salesiana en Sierra Leona, ha recompuesto su vida con la esperanza de ser mensajero de paz. Vive para detectar las huellas de los menores que son aplastados por infames sentencias que abren para ellos las cárceles donde se machaca despiadadamente el derecho de su inocencia.

Volvía a Salamanca Jorge Crisafulli, ese misionero argentino que lleva en el don de la palabra la impregnación de un ángel que vive para darse con cuanto tiene a quienes precisan el simple aliento de su mirada. Un sacerdote que muestra en sí mismo la raíz evangélica que, más allá de los templos y las palabras, acciona esos mecanismos, al lado del que sufre, activando la acción cerca de los jóvenes ultrajados del mundo, para que sientan y descubran el espíritu del fundador de los salesianos como un nuevo aliento de vida.

El extraordinario documental del cineasta español, Raúl de la Fuente, que lleva por título Libertad nos muestra la prisión de Pademba como explosión de un latido que golpea en nuestra conciencia, al ver cómo, las condiciones inhumanas que soportan los presos juveniles, nos hacen caer en la cuenta del miserable y brutal silencio que brota de este primer mundo del individualismo y la prisa. Raúl y Jorge, en cada secuencia, activan ese entorno que, a través de la imagen y la palabra atrapa al espectador dentro de los muros del infierno carcelario, proponiendo nuevos compromisos que miren hacia esos chavales, que precisan con urgencia vital nuestra ayuda.

Esperemos que Bruselas, en el recorrido de esta brillante propuesta salesiana, vuelva a reaccionar, como lo hiciera con el documental de las niñas prostitutas, para que la ley en Sierra Leona y en otros países donde se pisotean los derechos humanos, empiece a proteger la dignidad de los inocentes.

Mientras vivimos este tiempo desastroso de las políticas zafias del desencuentro, Libertad es un acontecimiento digno de ser resaltado y con él las misiones cristianas del mundo que siguen dando testimonio, en todos los frentes donde son masacrados los derechos del hombre.

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