Roberto García, alguacil jubilado de Casarrubios del Monte, Toledo, desapareció en febrero de 2019, y tras su pérdida alguien sacó con su tarjeta de crédito 1200 euros.
La familia desde el primer momento defendía que la desaparición de su tío no había sido voluntaria. La última vez que lo vieron fue el 18 de febrero de 2019, tras ver el fútbol. Tras su ausencia, alguien sacó 300 euros utilizando su tarjeta de crédito en un cajero hasta en cuatro ocasiones, 1.200 euros en total. Tras dos años de investigación, un vecino fue detenido y puesto en libertad.
El coche
La sobrina explica en una entrevista que su tío fue a ver el fútbol con otro familiar, salieron del bar y se despidieron, pero no nunca llegó a su casa. La alarma saltó un par de días después, cuando el coche del jubilado apareció en la localidad madrileña de El Álamo, a seis kilómetros de su casa.
«Estaba mal aparcado y nos llamó bastante la atención porque era una persona bastante metódica», continúa, «se daba dos vueltas si hacía falta para dejarlo perfecto. Ese día, el coche estaba entre dos plazas». Empezaron las dudas. «Al principio no sabíamos si estaba por ahí o si le había pasado algo», recuerda.
La hipótesis de una desaparición con tintes de misterio tomó fuerza cuando los investigadores descubrieron que faltaba dinero en la cuenta corriente del titular. Sus familiares se agarraron con fuerza a la opción menos probable, pero más creíble: quizá Roberto estaba sacando su dinero porque estaba fuera voluntariamente. La Guardia Civil lo descartó.
Detenciones
Las grabaciones de las cámaras de seguridad, los investigadores identificaron a la persona que, tapado con un pasamontañas, acudió al cajero automático y sacó el dinero con la tarjeta del jubilado. El impacto fue enorme para un pueblo que no supera los 6.000 habitantes: el vecino de enfrente, Juan José, era detenido por un presunto delito continuado de estafa y por la presunta desaparición forzosa de Roberto.
Los perros de rastreo de la Unidad Cinológica de la Guardia Civil marcaron que en esa casa había restos biológicos del desaparecido, pero poco después se descartó, aquel resultado no era concluyente. El acusado se negó a hablar, alegó que se había encontrado la tarjeta de crédito de su vecino en la calle, que tenía el número pin pegado en un papel, y confesó que había sacado el dinero, en varios cajeros de la zona.
Posibles hipótesis
La declaración de Juan José no convenció a la familia. «Mi tío estaba en pleno uso de sus facultades mentales. Se acordaba del pin, era una tarjeta que utilizaba a menudo y no llevaba ningún papel con la clave escrita», defiende su sobrina. «Le han hecho algo, le han extorsionado. Además, creemos que no fue una persona sola, fueron más».
Acción criminal, extorsión y robo. Son los tres pilares sobre los que se asienta la principal hipótesis de la Guardia Civil. Medio centenar de agentes de la Guardia Civil -de su servicio cinológico, especialistas del Grupo de Actividades Subacuáticas (GEAS) y agentes de la Policía Judicial y de Seguridad Ciudadana- han batido pozos, senderos, areneros, caminos e, incluso, han peinado de forma exhaustiva un tramo del río Guadarrama situado entre Casarrubios y El Álamo. Examinaron el río, sus orillas. Nada ha arrojado luz.
Nada ha traído a Roberto García, el alguacil jubilado de Casarrubios. Acababa de superar un cáncer, se comía la vida a bocados y disfrutaba de su jubilación. Sencillo, reservado, «poco hablador, amigo de sus amigos, que tenía pocos y contados», con una vida rutinaria. «Mi tío era el candidato perfecto para hacerle algo sin que se notara», lamenta Almudena. «Mi padre, su hermano, murió a los 10 meses de desaparecer él. Se fue buscándolo».