España es un país de bares, y en la mayoría de ellos, sea cual sea su ubicación, uno de los aperitivos más demandados son las patatas bravas
La receta de este plato surgió en la década de los 50 en Madrid, desde ahí se fue expandiendo por toda España hasta alcanzar un sinfín de estilos y versiones diferentes. Por ello, encontrar la mejor receta es imposible.
Daniel Blanco, 3ª generación de la familia propietaria de Las Bravas, y Raúl Cabrera, propietario de Docamar , dos de los mejores bares de bravas de la capital, han hablado en 20 minutos sobre los orígenes y la salsa de este popular plato. Ambos coinciden en una cosa “las patatas, si son bravas, tienen que picar”.
Blanco cuenta que su abuelo empezó a hacer experimentos con las salsas picantes “y en 1959 registró la marca”. En Las Bravas, explica, “nos gusta freír las patatas poquito a poco y luego fuerte para que queden crujientes por fuera”. Sin embargo, se muestra más discreto en cuanto a la salsa “no podemos quitarle el ojo al aceite de oliva virgen extra y al pimentón”.
Según Cabrera, el origen de esta receta proviene del bar La Casona, en la madrileña calle Echegaray. “La Casona ya no existe, aunque en aquel lugar se llamaban patatas picantes”. En este sentido, coincide con Blanco en el modo de freír las patatas. Respecto a la salsa, asegura que “no hay una regla”, sin embargo considera que el pimentón es un ingrediente principal “porque le da un sabor especial a la salsa”. “En Docamar el ingrediente básico es el pimentón. Lleva picante, lleva cebolla, lleva otros ingredientes…”, explica.
Pese a todas las diferencias entre los dos expertos, coinciden en la forma de combatir el picor de las patatas bravas, “una buena cerveza”.