Desde los primeros momentos, muchos expertos han explicado que el coronavirus no desaparecerá. Sin embargo, según se vaya alcanzando la inmunidad de grupo irá perdiendo fuerza, hasta alcanzar la fase endémica. Una vez llegado a ese punto, esta enfermedad podría tener un impacto similar al de un resfriado común.
La situación actual dejará de considerarse pandemia cuando el número de los nuevos casos de SARS-CoV-2 a nivel global se reduzca notablemente, por lo que deje se ser una amenaza que implique el colapso de los hospitales. La llegada a este punto, según los expertos, es muy difícil de calcular, especialmente por la facilidad que tiene el virus para cambiar y evolucionar.
Arnold Monto, profesor de epidemiología en la Universidad de Michigan ha valorado en CNN esta cuestión. “Con el cambio en los patrones de transmisión, a medida que han surgido las variantes, ahora vemos una transmisión mucho más extensa y una propagación mucho más uniforme a nivel mundial. Esto hace que declarar el fin de la pandemia sea más difícil”.
A pesar de que de momento no es posible predecir exactamente cómo será la evolución de la Covid-19, sí que es probable que pueda acabar controlándose como una gripe estacional. Según Monto “existe el precedente de un patrón muy estacional para algunos de los coronavirus que han estado infectando a las personas. No sabemos si el SARS-CoV-2 se comportará de esta manera, pero este precedente al menos nos da un escenario de que podría comenzar a comportarse así”.
Uno de los factores clave para alcanzar esta situación pasa por conseguir la inmunidad de rebaño, que sólo puede lograrse a través de la vacunación. Anthony Fauci, máximo responsable de la lucha contra el coronavirus en EEUU explica que “a lo que esperamos llegar es a un nivel tan bajo de incidencia de la enfermedad que, aunque no se elimine por completo, no tenga un impacto importante en la salud pública o en la forma en que manejamos nuestras vidas”, para lograrlo, es “imprescindible incrementar la vacunación mundial”, apunta.
