[dropcap]E[/dropcap]l ministro alemán de Sanidad, Jens Spahn, ha denominado así a la sexta ola de la pandemia Covid que ataca fuertemente a Alemania y a centro Europa que cada día baten récord de contagios. Europa poco a poco despierta del sueño de la nueva normalidad, el sueño de las noches del verano pasado, y muchos países comienzan a poner en marcha medidas más duras para poder contener la sexta ola del Covid que se nos viene encima.
Austria confina en su casa a los no vacunados, Irlanda y Holanda adelantan el cierre de restaurantes y tiendas no esenciales, Dinamarca y Noruega exigirán el pasaporte Covid para acceder a espacios cerrados, una medida que ya aplican diversos estados federados en Alemania y que estudian numerosos países, donde se plantea permitir a los no vacunados acceder únicamente a supermercados y farmacias, otro amplio grupo de países exige el pasaporte Covid para viajar a terceros países y estudian exigirlo para utilizar el trasporte público urbano e interurbano en sus propios países…
También se extienden las restricciones al ocio limitando aforos y horarios y ahora son los empresarios del sector los que, anticipandose a un previsible cierre de sus establecimientos, piden a los gobiernos que exijan el pasaporte Covid para acceder a sus locales.
En todos los países se hacen llamadas a la población a vacunarse y se estudia la posibilidad de exigir la vacuna obligatoria para trabajar en sectores públicos como la asistencia sanitaria, residencias de ancianos, guarderías y centros educativos para garantizar tanto la protección a terceros como unas actividades que son consideradas esenciales. Algunas empresas privadas se plantean exigir estar vacunados para contratar nuevos trabajadores o el despido de quienes no quieren vacunarse.
Numerosos expertos llevan semanas advirtiendo a los gobiernos europeos que podemos vivir otra vez más una situación de emergencia y que hay que introducir nuevamente medidas que creíamos que no volverían a ser necesarias como restricción de las posibilidades de contacto, a la vez que se intensifica la vacunación tanto para no vacunados como terceras dosis para los vacunados.
Una vez más sobrevuela el debate acerca de la vacunación obligatoria y ante la división de opiniones al respecto se vuelen a tomar medidas que hagan incomoda la vida a los que no se quieran vacunar, a la vez que se siguen realizando campañas de concienciación que chocan más que nunca contra una bolsa de resistentes cada vez más residual, pero también cada vez negacionistas e impermeables que son el reservorio ideal para la transmisión del virus.
El presidente de la Asociación Médica Mundial, Frank Ulrich Montgomery, señala que a estas alturas de la pandemia a las autoridades sanitarias no le han faltado advertencias desde la comunidad científica internacional y que tampoco pueden argüir falta de experiencia de gestión al respecto. En su opinión una vez más las medidas que se empiezan poner en marcha llegan tarde, cuando la situación epidemiológica es muy delicada y, en algunos casos, la sanitaria comienza a serlo también con incremento del número de ingresos en los hospitales.
En España el incremento del número de casos crece día a día y la situación se acerca cada vez más a esa nueva ola que asola a Europa, pero en el fondo los gobernantes confían en que un golpe de suerte, unido a tener una parte muy importante de la población vacunada, lo evite. En este país tan aficionado a refranes y peluquerías no deberíamos olvidar que “cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar”.