Sálvame conquista a los salmantinos

Paz Padilla dijo: “Hoy el público viene de Salamanca,…”. Y ya casi no se oyeron los demás lugares de procedencia, Ávila y Madrid, porque fue tal el aplauso que dieron los entusiastas salmantinos que casi anulan a los demás del respetable.

Eso ocurrió este viernes pasadas las cuatro de la tarde en el plató de Sálvame, pero el viaje hasta allí comenzó mucho antes. La primera parada para recoger a los salmantinos fue a las 10.30 horas en María Auxiliadora. Después, el autobús se detuvo en San José, El Encinar y Santa Marta. “Estamos todos”, dijo Raquel Calvo, coordinadora del autobús y encargada de organizar los grupos para visitar los programas de televisión. Con esa simple frase, el entusiasmo, la alegría y las ganas de pasarlo bien se apoderaron del autobús.

Son seguidores del programa, tienen fobias y filias a los personajes, leen los libros que escriben Belén Esteban o Jorge Javier Vázquez, sufren cuando los contertulios lo pasan mal y disfrutan cuando les va bien. En definitiva, forman parte de su familia, porque los ven todas las tardes asomarse al salón de su casa y comparten con ellos el transitar de la vida.

María Jesús y su hija María era la primera vez que iban a Sálvame. “Me han hecho mucha compañía. He estado enferma y ellos me han entretenido las tardes. Ahora, me estoy quedando ciega, creo que tengo lo mismo que Kiko Matamoros, y quiero conocerlos antes de que no pueda ver, porque sus voces las conozco muy bien”, explica María Jesús Gibaja, quien comenta que su hijo Alberto no las ha podido acompañar porque “tenía que trabajar”, pero que seguro que las ve por la tele.

Las ‘Juanis’  son dos amigas que se llaman Juanas y ellas mismas se encargan de decir que son “las Juanis”. Simpáticas, entusiastas y elegantes acuden a ver el programa “por primera vez”. Les gusta Jorge Javier y les cae mal Kiko Hernández. Ambas coinciden en señalar que “es un programa visceral, muy entretenido y venimos a pasarlo bien”. Y, por supuesto, se han puesto guapas para ir a la tele. “Se lo hemos dicho a todos los amigos, así que si sube la audiencia, verán que es gracias a los de Salamanca”, dicen riéndose las dos amigas.

Los salmantinos hacen una parada en una estación de servicio para comer y emprenden el viaje a Madrid para ver Sálvame.
Los salmantinos hacen una parada en una estación de servicio para comer y emprenden el viaje a Madrid para ver Sálvame.

Primera parada

Llega la hora de la primera parada y pasan unos minutos de las doce de la mañana. Algunos se han llevado el bocadillo hecho de casa, otros lo han comprado, pero todos son ya una familia, que se ofrecen comida, bebida y charla.

María José y Luciano son matrimonio y es la primera vez que acuden. Lo ven cuando pueden y María José asegura que le gustan todos, “pero en especial Belén”. El preferido de Luciano es “Kiko Hernández”.

El autobús se pone en marcha y le preguntamos al grupo más numeroso de familiares y amigos. Son Catalina, Pepita, Noelia, la más joven de todo el autobús, Pilar, Cristina y Gloria. Pilar asegura que de lo que más ganas tiene es de “ver la tele por dentro”, lo mismo que su nieta Noelia, que es una entusiasta de Kiko Matamoros.  Por su parte, Pepita recrimina que “todos se metan con Rosa y con Lydia. Las machacan muchísimo. Y no me gustan nada, nada los del Eje del Mal”. Cata, que confiesa estar “enganchada”, entra en casa y pone Tele5, le gustaría conocer aBelén, pero es viernes y no va a ser posible”. Y Cristina va por conocer a “Lydia Lozano”.

Daniel y Rocío son ‘repetidores’. Es la tercera vez que van a Sálvame. Les encantan las discusiones y el cotilleo. “Nos han tratado siempre muy bien”. Echan de menos que no le den un bocadillo, “son muchas horas. Sólo nos van a dar agua”.

En el autobús camino de Sálvame.

Ya se ven las torres de Madrid cuando Pilar y Lupe dan sus razones para acudir a Sálvame por segunda vez. “El plató no es lo que parece, es más pequeño que en la tele”. Aseguran que lo que menos les gusta es que “gritan mucho, pero es entretenido verlo”.

También repiten Ana María y María del Mar, madre e hija. Les gusta cómo están orquestadas las discusiones. “Parece que se van a matar, llega la publicidad y van juntos a descansar”. Kiko Matamoros les parece “muy simpático y correcto. Terelu, la peor”.

Rocío y Elisa también son madre e hija. Son seguidoras y les encanta el cotilleo. “Lo que montan es muy entretenido. Sufrimos mucho cuando ellos sufren”. Les gustan Rosa Benito y Kiko Matamoros.

Enganchada a Sálvame está Filomena, “no me pierdo ninguna tarde», asegura. Le gusta Rosa, porque “le veo buen fondo. Los ‘Kikos’ no me gustan nada”.

Llegada a Tele5, las 14.18.

Ya se ve el edificio de Tele5. El autobús enfila la calle y gira a la derecha para entrar en el parking de la cadena. Un premio añadido, desde el autobús ven salir a Conchita, la del polígrafo, de la tele. Le gritan, pero la psicóloga no les oye.

Ya en las instalaciones de Tele5, momentos antes de entrar en plató.
Ya en las instalaciones de Tele5, momentos antes de entrar en plató.

Momento de excitación y nerviosismo, en el que Cali y María confiesan que Sálvame es una “jaula de locos, o al menos es lo que parece, pero es muy entretenido pasar el rato con ellos”. Le gustan todos, “bueno no, Karmele, no nos gusta nada”.

Carmen y María ya conocen la experiencia de la televisión y aseguran que “no tiene nada que ver”. Allí no notas tanta agresividad. Las ves más jóvenes y tienen un tipazo estupendo. “¡Es guapa hasta Karmele!”, dicen entre risas. Para María, Lydia es la más guapa de todas y Belén es muy campechana, Matamoros es muy prepotente y Hernández da noticias”, así describió a los concertulios.

Los nervios comienzan a aflorar. La tensa espera hasta que llaman las coordinadoras de plató se está haciendo larga. Son ya las 15.00 horas. Hay un sol de justicia en la puerta de Mediaset, pero los ánimos y las ganas de ver a sus ídolos están muy presentes, por lo que el ambiente es muy bueno.

Ana y Carmen no han ido nunca a la tele y vienen por “ver el ambiente”. Sólo quieren “pasar un buen día” y están impacientes por ver si en plató “se oyen las discusiones, porque hay días que en casa no se entiende nada”. También esperan pasarlo bien Luni y Mª de los Ángeles.

Con ese mismo entusiasmo van a Sálvame Luis, Herminio y Noelia. De hecho, Luis es la quinta vez que acude. Bromeando le dicen que Vasile lo va a meter en nómina. Les encantan el cotilleo, los encontronazos, “es un programa que está vivo y es muy divertido”. Luis asegura que le gustaría ver a Raquel Bollo. “Ahora lo estoy pasando muy mal, porque ella sufre muchísimo”.

Son amigas y residentes en Salamanca y ambas se llaman María. Les gustan Belén y Rosa Benito. Y lo que menos les gusta a estas dos amigas es que “estén toda la tarde comiendo”.

Hora de entrar en plató 15.45 horas

Raquel Calvo, la coordinadora salmantina, se encargó de decirles durante el trayecto y al llegar a Tele5 que no se podían hacer fotos, ni acercarse a los colaboradores, no se come chicle, el teléfono en silencio o apagado y se siguen a rajatabla todas las indicaciones de la coordinadora de plató. Fue clara, concisa, profesional y entregada a su grupo.

Ya en la puerta de Tele5 y con el carné en la mano, Raquel Calvo le pasa el testigo a las coordinadoras de plató, Rocío y Sara, que dijeron lo mismo que había estado indicando la salmantina durante el viaje.

En uno de los descansos de Sálvame.
En uno de los descansos de Sálvame.

En fila india, los salmantinos fueron entrando al plató y lo primero que dijeron es: “es más pequeño de lo que se ve en la tele”. El primero en aparecer por allí fue Kiko Matamoros que saludó: “Hola, ¿qué tal? ¡Qué se lo pasen bien!”. Entre cámaras, Kiko Hernández. Y sentada en los sillones, Karmele. Chelo García Cortés dejó unos papeles y saludó muy amablemente y así, poco a poco fueron llegando todos. Paz Padilla, que ensayó un poco antes de comenzar el programa, Terelu, Ángela Portero y Mila Ximénez.

Y comenzó. Y las horas fueron pasando y así hasta que a las 20.15 horas, cuando Paz Padilla dijo adiós, hubo una desbandada de colaboradores, porque al ratito tenían que comenzar con el Deluxe. El público pudo verlos durante los tres descansos, de unos diez minutos cada uno, porque comparten el mismo pasillo, pero como son tantas las veces que dicen que no se puede uno acercarse a ellos, ni pedirles fotografías, se les ve sentados, charlando entre ellos, pero los asistentes al programa solo los miran.

La vuelta a casa.

El programa se acaba y los salmantinos regresan a sus asientos del autobús. El entusiasmo del viaje de ida se ha transformado en cansancio y sus caras reflejan un pelín de desilusión. “No ha sido como esperaba. Han hablado mucho de la Pantoja”, dicen Cata y Pepita.

Pilar asegura que lo que menos le ha gustado es que “comieran en plató. Tienen tres o cuatro descansos, que lo hagan en esos momentos. Es muy feo”. Para Cristina ha sido “un programa muy suave. Mucha Pantoja”.

A Rocío le ha gustado ver a los colaboradores y lo de comer en el plató “no le ha gustado nada”.

Por su parte, a Cali le ha parecido una tarde “muy entretenida, pero han estado todos muy comedidos”. A Herminio se le ha hecho corto el programa y a Luis le pareció muy graciosa la aparición de “la babosa, la caída de Chelo y las croquetas de después”.

Todos han echado de menos un contacto más cercano con los colaboradores, pero al final ha sido una tarde distinta y divertida. Hay risas en el autobús, chascarrillos y conversaciones de teléfono y WhatsApp donde familiares, amigos y vecinos les dicen que los han visto por la tele y que salen muy guapos. Son las doce de la noche y el autobús hace su última parada en María Auxiliadora.

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