«El mundo de la invención es mucho más que tener la idea»

En el país donde no lo patentes, te pueden copiar y comercializar tu invento

El oficio de inventor es desconocido para la mayoría. ¿En qué consiste exactamente? ¿Qué cualidades hay que reunir para ejercer esta profesión? ¿Cómo funciona este mundillo? Roberto Gómez, arquitecto y con una empresa salmantina enfocada a la comercialización de sus inventos, resuelve todas estas dudas.

Para ser inventor, necesitas dos cosas. Primero, «tener los conocimientos apropiados», como son los estudios en «Arquitectura» o «Ingeniería Industrial». Sin embargo, puedes convertirte en un inventor pese no disponer de estas titulaciones. El problema es que «necesitarás dinero, como todo en esta vida», dice Roberto Gómez.

¿Por qué es necesario disponer de ahorros? Cualquiera puede tener una idea que revolucione el mercado, pero hay que materializarla en un producto. En este caso, puedes contratar empresas como la de Roberto Gómez, que realizan los pasos necesarios a cambio de contratar sus servicios.

El dinero invertido se refleja en diferentes aspectos: «Hay que diseñar el producto después de haber tenido la idea, patentarlo, desarrollarlo y posicionarlo en el mercado. Me ha venido gente con ideas, pero sin recursos, en estos casos no podemos hacer nada», explica Roberto Gómez.

La idea

Hablemos ahora de “la idea”. ¿Cómo surgen en la mente de un inventor? Roberto Gómez comenta que aparecen «al detectar necesidades» en otras personas. «Es como un ejercicio, te pones a pensar en objetos que hagan más fácil la vida de los demás», comenta Roberto Gómez.

Pero no todas las ideas son válidas, pues «a veces desechas algunas». Puedes llegar a «crecerte mucho» tras una invención, pero cuando la muestras a otros, te dicen que «no les interesa en absoluto». Este es un paso muy importante en la vida de un inventor, «la valoración externa», pues según Roberto Gómez «te ayuda a bajar de las nubes».

Proteger tu invento

Aquí surge otro dilema para un inventor. Necesitan probar sus ideas con otras personas, pero corres el riesgo de que te roben tu invención. «Lo conveniente es patentarlo antes, pero claro, cuesta dinero y si no gusta, son pérdidas considerables», explica Roberto Gómez.

Para salvar este inconveniente, Roberto Gómez prefiere asegurar sus inventos como «modelos de utilidad» en lugar de patentes. ¿Cuál es la diferencia? Resumiendo, los modelos de utilidad se reservan para inventos con pocas funciones, mientras que las patentes protegen productos complejos y con muchos usos. ¿La ventaja? Asegurar tu invento como un modelo de utilidad cuesta «cientos de euros», sin embargo, una patente alcanza la cifra de «miles».

Pero para proteger tu invento de una de las dos maneras debe ser aceptado por la Oficina de Patentes y Marcas. «Aquí te dicen si cumples las especificaciones para asegurar tu invento como tú quieres», explica Roberto Gómez.

Una vez hayas asegurado tu invento de aquellos que acechan cautelosos para copiarte la idea, surge otro dilema. ¿Mi patente sirve para el mundo entero? Lamentablemente, no.  Roberto Gómez señala que «la ley te ofrece un plazo para internacionalizar tu invento. Tienes un año para ampliar la patente fuera de España. Debes comprobar cuál es el mercado donde mejor se venderá tu producto. En el país donde no lo patentes, te pueden copiar y comercializarlo en dicho lugar». Esta vida es muy dura y estresante, debes tener ojos en todos lados, futuro inventor.

Te pueden copiar

Pero necesitas saber, aspirante a inventor, que la propiedad de tu idea tiene fecha de caducidad. Si lo aseguraste como modelo de utilidad, estará protegido «durante diez años», mientras que si preferiste seguir el camino de la patente, dispondrás de «veinte años» de uso exclusivo.

Y como más temías, tu invento puede ser copiado, pues «hay muchas maneras de burlar la ley». Roberto Gómez aclara que «la redacción de la patente es muy importante, cuanto mejor lo hayas protegido menos posibilidades hay de que te copien». Pero no te preocupes, no pueden copiar tu invento y cambiarle simplemente la forma o el color. Cuanto tú proteges un producto, «no pueden copiar la funcionalidad», lo demás no importa.

Roberto Gómez aconseja ir de la mano con un agente de la propiedad industrial, pues estos «conocen las triquiñuelas» y es recomendable que «revisen la redacción de tu patente». Sigue este consejo, así el día que tengas que acudir a los tribunales, el juez te dará la razón y condenarán al copión que intentó robarte tu apreciada idea.

Creando el invento

Si ya tienes tu invento en mente, debes saber que solo has cumplido la primera fase. Aún te queda diseñarlo —acude a una empresa especializada—, proteger tu producto y el desarrollo —hacer que el invento llegue al mercado—. «El mundo de la invención es mucho más complejo que tener la idea», manifiesta Roberto Gómez.

Tal vez te cuestiones cuánto tiempo supone transformar tu idea en un producto que esté en venta de cara al público: lo lamento, mucho tiempo. «Cuatro o cinco meses no te los va a quitar nadie», señala Roberto Gómez. Todo dependerá de dónde «fabriques», los «contactos» que tengas, un mes «para el diseño», otro para la «patente»; tendrá que llegar tal vez de China, pues otro mes más. Y el paso de tener los contactos listos es el más importante, sino «puedes tardar años».

Y la pregunta que más nos interesa a todos. ¿Podemos hacernos ricos siendo inventores? «Yo no», lamenta Roberto Gómez. Los inventos van «para largo plazo», hay muchos inventores «que se han hecho ricos después de muertos». Así que no pierdas la esperanza, tal vez puedas disfrutar de los beneficios en otra vida.

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