Opinión

La era de la productividad

[dropcap]A[/dropcap]ctualmente vivimos un momento en el que impera el ser productivo. Este aspecto lo vemos en consulta día tras día y cada más, en los jóvenes.

Estamos asistiendo a un momento en el que parar está mal visto. Tenemos que ser siempre productivos, hasta en nuestro descanso. Os lanzo una cuestión:

¿Cómo soléis pasar vuestros fines de semana o descansos?

A lo largo de la semana trabajamos en jornadas infinitas, tanto los adultos como los pequeños. Porque si miramos a la infancia, trabajan casi más que los adultos. Tienen jornadas de clase de 6 horas desde las 8 de la mañana. Paran para comer, hacen deberes, van a las extraescolares: natación, conservatorio, pintura, baile, fútbol, inglés, matemáticas, técnicas de estudio…y vuelven a casa, terminan los deberes y a dormir, que mañana comienza otra maratón.

No hay tiempo ni de respirar, ni siquiera de saber ni lo que estamos comiendo.

En los adultos, es muy frecuente que llegue el fin de semana y sea el momento en el que más ansiedad tienen. Es curioso, justo en el momento en el que tienen que parar y se pueden escuchar o prestar atención.

Es por ello, que las personas tienden a llenarse de actividades “para no pensar”, tomando como un mecanismo de evitación de la angustia o de los propios pensamientos y emociones, el hecho de llenarse de actividades.

Además, socialmente existe una presión por hacer y hacer. Salir a cenar a los restaurantes de moda, visitar la ruta de la sierra, montar en bici, salir a correr los domingos, quedar con los amigos, comer con la familia, salir por la noche… ¡STOP!

De esta manera, cuando llega el lunes estamos todavía más agotados que cuando finalizamos la semana. ¿Dónde ha quedado el tiempo de descanso?

Los descansos son la parte más importante de la productividad, pero parece que tienen muy mala fama. Los descansos no pueden consistir en cansarnos más.

El descanso conlleva desayunar tranquilos, quitarnos el reloj, tumbarnos en el sofá, hacer tareas que realmente nos apetezcan, como puede ser un baño calentito, estar solos, darnos un paseo sin hora…en definitiva, ir haciendo lo que nos pida el cuerpo.

Debemos escuchar las señales que nos da nuestro cuerpo, y si parando notas que te aceleras, escúchate. Tu cuerpo te está hablando y dando señales de que algo no va bien y que estás forzando la maquinaria. Es el momento de tomarte un tiempo y preguntarte qué estás haciendo con tu vida.

No tenemos la obligación de cumplir con todas las expectativas sociales, te animo a que empieces cumplir contigo mismo/a, que quizá, ya va siendo hora.

Si notas que tienes síntomas de ansiedad o depresión, o estas situaciones te resultan familiares, aquí te escuchamos.

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