La Inspección Técnica de Vehículos (ITV) va sufriendo modificaciones a medida que pasan los años. A partir de ahora, habrá una serie de novedades en las exigencias que se piden para pasar la revisión satisfactoriamente.
Todos los vehículos de más de 5 años de antigüedad deben pasar revisiones periódicas en la ITV. Cada dos años hasta los 10 años y, a partir de esa antigüedad, cada año. De esta manera, para superar la inspección y conseguir la pegatina acreditativa, se deben superar los controles de emisión de gases, luces, frenos, etc. Sin embargo, de vez en cuando, estas revisiones se van modificando, volviéndose más estrictas. Por ejemplo, en 2018 se produjo una gran renovación, haciéndose hincapié en el control de las emisiones.
Hasta ahora, para pasar la ITV era necesario presentar la Tarjeta de Inspección Técnica del vehículo y el permiso de circulación. A partir del 1 de enero, también será obligatorio presentar el seguro del vehículo además del DNI del titular del automóvil (se admitirán fotocopias).
Otra de las novedades será la verificación de los asistentes a la conducción, también llamados sistemas ADAS. La función de estos asistentes consiste en actuar ante posibles fallos humanos, la principal causa de los accidentes de tráfico, reduciendo la posibilidad de siniestros. Entre otros, actúan ante distracciones, excesos de velocidad o somnolencia, mediante alertas y/o avisos en casos de cambio involuntario de carril, etc.
Por otra parte, otro de los cambios será la prueba de control de ruidos, que medirá los decibelios producidos por el sistema de escape de los vehículos. Sin embargo, no entrará en vigor hasta 2023, y no todos los vehículos deberán pasarla. Está destinada para los que sean sospechosos de haber modificado el sistema de escape, así como para los vehículos más antiguos.
