[dropcap]C[/dropcap]on el auge de las redes sociales, somos muchos los profesionales de todos los sectores, que nos hemos tenido que subir a la ola de Facebook, Instagram, tiktok, etc para darnos a conocer. Hoy os quiero hablar de mi experiencia.
Antes, valía con echar unas cuantas tarjetas de visita en los buzones, pero ahora la sociedad te exige una presencia desde mi punto de vista, un tanto esclava.
Ahora los y las emprendedoras nos vemos en la exigencia de crear contenido constantemente para llegar a más público.
En mi caso, he estudiado y sigo estudiando (ya que en esta profesión nunca paramos de formarnos) Psicología. Además, mi formación es en la perspectiva psicodinámica, una vertiente, que se basa en la neutralidad del profesional, es decir, que damos mucha importancia a todo lo contrario, la no exposición.
Cuando empecé con mi consulta hace ya años, me di cuenta de que la estrategia para darse a conocer había cambiado y de que necesitaba hacer muchísimas cosas. Una página web, pagar publicidad, tener buena presencia en Google y en las redes sociales. Eso se traduce, en que los profesionales a parte de tener nuestras jornadas de 8 horas de trabajo (en nuestro caso más, porque esas sólo son las de consulta), además, tenemos que escribir artículos, realizar post actualizados y modernos en Instagram, hacer vídeos, directos, estar en youtube dando clases de Psicología, en definitiva, convertirnos en influencers de la Psicología.
Y sí, yo he hecho todo eso. Pero ha llegado un momento en el que me siento tan sumamente hipócrita y disonante entre lo que hago y mi manera de entender la Psicología, que he decidido parar.
Me explico: en Instagram, vemos a multitud de profesionales de todas las índoles creando contenido. Pues bien, mi manera de entender la Psicología es realizando un trabajo personal pausado, introspectivo, en el encuadre terapéutico. La terapia es un lugar en el que no se dan soluciones rápidas, no se dan las famosas “pautas” que las personas demandan, y el psicoanalista ni mucho menos te va a decir lo que tienes que hacer, sino que te va a acompañar en la toma de tus propias decisiones.
Pues bien, desde hace un tiempo, vengo observando una tendencia hacia la fast psychology, es decir, hacia la Psicología rápida. Como, por ejemplo: 5 tips para el manejo de la ansiedad, 5 tips para mejorar la autoestima, 5 tips para tu autocuidado, etc.
Es cierto que a la gente estos posts les gustan mucho, pero creo que estamos dando una imagen de la Psicología que no es, puesto que esos tips nunca pueden ser para todo el mundo y porque después, las personas acuden a consulta pensando que en dos sesiones les vamos a dar una fórmula mágica para solucionar sus problemas.
No podemos olvidar que vivimos en la sociedad del consumo, y creo que estamos haciendo de algunas profesiones, un objeto más de consumo rápido, y yo, no me siento identificada.
Está fenomenal que seamos divulgadores, pero yo, me van a perdonar, ni soy periodista, ni comunicadora, y mucho menos community manager o profesional del marketing. Mi lugar está en otro lado, que es en mi consulta, dedicada 100% a mis pacientes y a mi manera de entender este precioso arte que es la Psicología. Mi ilusión no es llegar a muchísimo público y ser conocida, ni mucho menos. Mi ilusión es tan sencilla y complicada como poder vivir de mi pasión.
Por eso, hay un lugar en el que sí me siento identificada escribiendo, y es este. Pero creo que jamás podré convertir mi profesión en un baile de TikTok (con todos mis respetos).
Con esto, el mensaje que quiero trasladar, es que promulguemos la fidelidad a nosotros mismos, que no entremos en espirales de exigencia social si no nos sentimos identificados, y que tengamos una mirada crítica siempre. Porque al igual que tenemos claro que no debemos sucumbir a las exigencias y expectativas familiares depositadas en nosotros, también debemos plantearnos qué expectativas tienen papá y mamá sociedad sobre nosotros, y, si queremos cumplirlas.