La tradición de los apellidos en España se remonta hasta la Edad Media, cuyo objetivo fue el de distinguir a las personas. Varios siglos después continúan utilizándose, siendo algunos de los más comunes los que acaban en -ez. Por ello, existe gran curiosidad sobre su significado, así como su origen.
En sus inicios, los apellidos solamente se utilizaban entre los miembros de las clases altas y la Iglesia. Sin embargo, a medida que pasaron los años se generalizaron entre toda la población. Algunos de ellos se establecían por cuestiones como la profesión o aspectos físicos. En este sentido, algunos de los apellidos de este tipo pueden ser Herrero, Gordo o Rubio.
Sin embargo, entre los más comunes en España están los acabados en -ez, como Martínez, Hernández, o Gómez. Este grupo surgió por la tradición de utilizar este sufijo como “hijo de”, en zonas como León, Castilla o Navarra alrededor del siglo XIII. Por lo tanto, quienes se apelliden Rodríguez, tuvieron algún antepasado que se llamaba Rodrigo, pues su apellido significa “hijo de Rodrigo”. Lo mismo pasa con Sánchez (“hijo de Sancho”) o Fernández (“hijo de Fernando”), entre otros.
Los apellidos que emplean este sufijo son algunos de los más comunes en España. Tras García, el más utilizado con casi 1,5 millones de personas, algunos como Rodríguez, González o Fernández cuentan con alrededor de un millón de personas cada uno. Otros también muy frecuentes son López, Martínez, Sánchez, Hernández o Pérez.
En cuanto al porqué del sufijo -ez, los etimólogos han estudiado su origen, obteniendo diferentes resultados. Algunos lo atribuyen al euskera, mientras que otros optan por su procedencia visigoda, de manera que -ez provendría del genitivo gótico que denota posesión.