La Policía está investigando si los cadáveres encontrados en Elche corresponden a Elisabet Ramos y su novio Kamal M. M., desaparecidos en 2019. Un vecino encontró los cuerpos enterrados en un barranco, mientras paseaba por la zona.
La investigación tratará de determinar si los cuerpos pertenecen a Elisabet Ramos, de 31 años y originaria de Aspe (Alicante), así como su pareja Kamal M. M., de origen marroquí pero nacido en Melilla. La pareja desapareció el 8 de junio de 2019, fecha desde la cual, la familia de ella no ha vuelto a tener noticias de ambos. La principal hipótesis que se bajara en el caso es que se produjera un asesinato por ajuste de cuentas. Esta teoría se ve reforzada por el hecho de que el cadáver del hombre presenta evidencias de tortura.
El día de la desaparición, Elisabet y Kamal estuvieron de visita en casa de unos familiares. Según informó la prensa local, acudieron a enseñar a sus allegados el coche que se acababan de comprar. Además, de contarles sus planes de futuro, pues llevaban tres años de relación y también se habían comprado recientemente una casa con piscina.
Los cuerpos sin vida fueron hallados este domingo por un vecino durante un paseo. Tras ello, avisó a la Policía Local, cuya primera patrulla confirmó que parecían restos humanos. Posteriormente, agentes de la Policía Nacional encontraron un segundo cráneo y más huesos. Los restos fueron exhumados, por orden del juzgado de guardia de Elche, en presencia de un médico forense del Instituto de Medicina Legal de Alicante.
Ambos cadáveres tenían los ojos y la boca tapados con cinta americana. También tenían las manos inmovilizadas con grilletes, estando esposada por delante la mujer, mientras que el hombre llevaba las esposas por detrás de la espalda. Asimismo, el cuerpo del varón presenta fracturas en la mandíbula y en otros huesos. Por otra parte, este miércoles la Policía ha informado que el crimen se podría haber cometido hace unos tres años, en torno al verano de 2019. Esta fecha coincide con la desaparición de la pareja, lo que refuerza la hipótesis de que los cuerpos les pertenecen.