[dropcap]A[/dropcap]unque en algunos momentos de nuestra vida, creemos imaginarios como se les conoce en comunicación despistar unas cosas con otra, no la hace más liviana, ni desaparece de este mundo por crear ese lapsus.
Tratamos de solapar una cosa con otra, para engañarnos y olvidar por un rato lo que a veces no podemos quitarnos de la cabeza.
Trasteamos por las redes y nos encontramos que somos afortunados, que hay historias que no deberían producirse, historias que sacan lo peor de la raza humana, aunque llamemos animales a seres vivientes de los que deberíamos de aprender tanto.
En los últimos días, las redes se hacen eco de las fotos de una familia besando a su hijo fallecido, víctima de suicidio, derivado de un acoso escolar que sufría en el colegio. Historia impactante y fotos que muestran el dolor más crudo y cruel.
El silencio se hace grito para tratar de acabar con el maltrato en las aulas, que deja un reguero de víctimas allá donde entra. No hay fronteras, tampoco idiomas, ni razas, ni colores, ni banderas solo hay silencio y mucho dolor.
Y a pesar de todo ello, seguimos ignorando la salud mental en los colegios, como se ignoran tantas cosas, mientras buscamos la puñetera foto y cerramos expediente. Tal cual.
Dicen que Dios les da sus grandes batallas a los mejores guerreros. Quizás los guerreros ya vayan cansados de batallar, no de luchar, pero sí de ver batallas inútiles, llenas de damnificados que se podrían solventar con dialogo, comunicación e interés. Ojo, interés no intereses.
Cruzar líneas rojas es algo que siempre dañara a quienes no tienen culpa y que siempre pondrá en entredicho a quienes ostentan responsabilidades y no merecen la confianza que se deposita en ellos.
A vivir se aprende, a luchar te obligan.
Asociación Salmantina Contra el Bullying y el Ciberbullying
