[dropcap]S[/dropcap]í. Literalmente te lo digo, es la pura verdad. Yo también, por supuesto. La pendencia está en ser de los unos o de los otros, de Robin de los bosques o de Juan sin tierras. Espero que esta polarización me sirva para obtener tu perdón y asentimiento, es cómo y no qué. Pero serlo, lo eres. Ladrón. Ladrona. Que roba y le roban.
Hablo del tiempo, claro. Espero que no tengas simpatía por adquirir lo ajeno sin que medie pago o solicitud de préstamo. Hablo, insisto, de cómo puedes transformar algo que es mío y perfectamente medible en algo manchado de ti. Encogido o expandido.
Me lo puedes robar, como imaginarás, con dos artes distintas. Haciendo que vuele o haciendo que lo pierda. Agotándomelo o si me agotas. Por favor, que sea siempre la primera opción.
Que una hora es flexible lo sabemos todos. Puede ser nada o puede hacerse eterna. Cuando estamos a solas es responsabilidad nuestra. Cuando sucede en compañía, en cambio, también.
Nos quejamos, con razón a veces, de que la vida es corta. Enhorabuena a quién así le suceda. Muchas sonrisas y pocas penas. Muchas puertas y pocas rejas. Mejor que me falte, peor que sobre.
No hacer con los minutos, horas, con las horas, días, con los días, años. No es malo vivir sin reloj y un engaño cambiarlo por un calendario. Que cada bostezo surja por agotamiento, más rico que cuando sabe a aburrimiento. Que los años parezcan días, que los días sean horas. Que en cada hora solo quepa un minuto, uno sesenta veces vivido.
Que seamos quienes lo hacemos desaparecer, nunca hacer de aquel sesenta un infinito. Quiero dar sustos a las muñecas. Aterrorizarlas, sorprenderlas. Quiero escuchar ¿ya son las…? Quiero que llegues tarde por mi culpa sin que te des cuenta de que mi retraso es culpa tuya. Quiero que parezca que te faltan horas, que te levantes con sueño, que te duermas con ganas. Quiero vidas de minuto, no minutos de vida. Lo cuentes como lo cuentes, el tiempo será el mismo.
Corre tiempo, corre. No te detengas ante quien quiera que pares. Súbete a quien lo robe. Llévanos con quien vuele, no con quien quiera que lo arropes. Con quien nos falte, no con quien nos sobre.
Me quedan palabras, pero para qué alargarnos.