[dropcap]E[/dropcap]stamos viviendo situaciones que nunca pensamos que fuéramos a vivir.
En los últimos años, hemos asistido a desastres naturales, catástrofes de todo tipo, virus desbocados e incluso guerras en pleno siglo XXI. En unos hemos sido espectadores, en otros protagonistas y en otros hemos bailado al son que marca la desdicha humana.
Que cada uno lleva su cruz es más que evidente, que hay cruces que pesan lo que en ocasiones es difícil de soportar es una realidad en estos momentos para una buena parte de una sociedad en la que me incluyo.
Pasa la vida, entre besos y luchas, tratando de surfear las olas que vienen sin que te adentres en pleno Atlántico a buscarlas y aún así siempre agradecidos porque podía ser peor.
Se hace el silencio mientras ves imágenes de personas huyendo, de muerte, destrucción y en medio de ello en ocasiones aparece el milagro de la vida, para hacer saber que camina junto a nosotros aun cuando las fuerzas se desvanecen y la desesperación asoma por esa esquina que nos cuesta doblar.
Se encoge el alma viendo miradas que escapan del terror, mientras se aferran a juguetes, fotos o cualquier mano que pueda ayudar a que amanezca un día más. Vivir ya resulta caro a veces y hacerlo con miedo es lo peor que puede pasarle a cualquiera. Si hablamos de niños, niñas o de adolescentes más aún. ¿Cómo se explican ciertas cosas y se responde a preguntas en las que no hay respuestas?
Vuelve el run run, como decía cierta canción, con preguntas y quizás algún comentario muy malsonante, pero que puede justificar lo que sientes al ver como el dolor hace de las suyas, entre la impotencia, la sinrazón y encontrar respuestas vuelve a ser misión imposible, aunque el mismísimo Tom Cruise te las diera.
Somos solidarios, no me cabe la menor duda de ello, y la mayoría actuamos con el corazón en la mano, pero en ocasiones la empatía, esa gran habilidad social, que muchos justifican con ponerse en los zapatos de otros, brilla por su ausencia en personas que tienes delante, cuando tienen la tragedia más cerca de lo que creen.
Damos verdaderas lecciones de humanidad y encontramos personas dispuestas a dar lo que tienen por ayudar a los demás, pero como sociedad tenemos mucho que aprender, empezando por quienes tienen que dar ejemplo y preguntarse si el interés personal es una prioridad frente al bienestar del pueblo.
La pregunta es sencilla y la respuesta también. La conciencia es otra cosa
Las soluciones difíciles, pero seguro que no imposibles. Buscar consenso en el que no pierda los que realmente pierden siempre, es necesario ayer, hoy y mañana.
Hoy hablamos de conflictos, pero todo ello es aplicable a todo lo que vemos, lo que no vemos o lo que no interesa ver.
Asociación Salmantina Contra el Bullying y el Ciberbullying