El conflicto con los dominicos

JESÚS MÁLAGA: ‘Desde el balcón de la Plaza Mayor’ (Memorias de un alcalde)
El convento y la iglesia de los dominicos.

[dropcap]E[/dropcap]nvalentonado por el buen trato de los jesuitas y las esclavas que nos había cedido sus respectivas huertas para jardines públicos me encaminé un buen día, sin pensarlo mucho, de repente, al convento de San Esteban para pedirle a los dominicos que hicieran lo mismo con su zona de recreo. Pedí a Jesús María Santos que me acompañara, al igual que lo hizo cuando adquirimos la Huerta de los Jesuitas. Al llegar a la portería me presenté como el alcalde de la ciudad y pedí hablar con el prior. Al poco rato apareció vestido con el hábito blanco un joven que rondaba los cuarenta. Sin hacerme pasar, de pie, en la misma portería me preguntó que qué quería. Expuse sin tapujos y con la rapidez que me caracteriza el asunto. Con la cabeza baja me escuchó y acto seguido escuché con nitidez de su boca que abandonase de inmediato el convento. Nunca creí que iba a salir así del lugar donde de niño, junto a mi hermano Serafín, había cantado en el coro de la iglesia.

Conocí por mi amigo el rector de la Universidad Pontificia de Salamanca, Juan Luis Acebal Luján, que la postura irrespetuosa del prior para con el alcalde no sentó bien a la mayoría de los frailes, y fruto de ese descontento fue el acuerdo que firmamos con posterioridad. Tenía y tengo buenos amigos dominicos y por ellos pasé página de aquel incidente que me enseñó que en la Iglesia de Dios hay muchas sensibilidades, mientras unos creen en el evangelio de los pobres otros, lo de repartir lo tienen olvidado, utilizan solo palabras evangélicas para decir y quedar bien desde el púlpito. Quizás el prior ignoraba que junto al Colegio Mayor del Monte Olivete discurría una calle de uso público, que pasó a propiedad del convento sin que se sepa que hubiera por medio una venta por parte del Consistorio.

En julio de 1984 el Pleno del Ayuntamiento de Salamanca ratificó un convenio con los dominicos para la utilización pública de la finca conventual del Monte Olivete. Lo firmé con el prior, no recuerdo sin con el mismo del conflicto. Los fines de semana se podían utilizar sus instalaciones deportivas. El Ayuntamiento, a cambio, vigilaría el espacio con la Policía Municipal o contratando seguridad privada. El PP, por boca de Francisco Rodríguez, se opuso por lo costoso y porque “los curas no dan nunca nada gratis”. La realidad es que aquel convenio fue papel mojado, nunca se utilizaron las instalaciones deportivas de los dominicos.

Deja un comentario

No dejes ni tu nombre ni el correo. Deja tu comentario como 'Anónimo' o un alias.

Más artículos relacionados

Te recomendamos

Buscar
Servicios