[dropcap]M[/dropcap]ucho ojito con lo que piensas, porque se convertirá en lo que dices y en cuanto lo hayas dicho comenzarán a suceder cosas relacionadas con aquello que pensaste. ¿Cómo te quedas? Espero que como estabas. Te lleva pasando toda una vida. ¿Y acontecerán esos sucesos tal y como yacían cómodos en el seguro silencio de tu cerebro? Bueno… No abuso de certeza en la respuesta, pero aquí tienes mi apuesta. No, nunca, never.
Están las profecías auto cumplidoras, esas circunstancias que se dan cuando actúas como si pasara algo que no pasa y por tu propio hacer, provocas que pase. Sirve para decir “lo sabía”.
También está el caso en que te compras un jersey amarillo y de repente los ves a cientos. ¿Han brotado por arte de magia? No. Es que antes no recibían tu atención.
Y es que a veces, solo con pensar en una caja, una caja te será revelada. Y en cuanto la veas, es lógico pensar que te preguntarás por el escondido contenido que encierra. Con dudosa seguridad, lanzarás una cábala.
Según seamos, estaremos convencidos de que el gato está vivo o muerto. Será más un querer que un saber. Todos excepto Schrödinger, que insistía en no aventurarse. Todos excepto él, pleiteamos con nuestra idea, más o menos, pero finalmente nos dejamos convencer por nuestra razón. Al ser nuestra, nos parece la lógica. Al parecernos lógica, la hacemos nuestra. ¿Qué puede fallar?
Y ahí estamos, delante de una caja, de la mitad externa en realidad, ya que ni siquiera conocemos el color o el estado de su interior, pero lo suponemos.
Es más o menos lo que sucede con lo que podamos pensar en un momento dado. Ese pensamiento que se convertirá en palabra que en contacto con el aire se hará libre y pública. Una palabra que generará otra en dirección contraria, que generará otra en dirección contraria, que generará otra en dirección contraria… Periódica y pura.
La certeza de un pensamiento es sencilla. Un suponer cualquiera es decreto ley siempre que no sea compartido, así no recibirá enmienda alguna. La sentencia del monólogo.
No para Schrödinger. Y creo que tiene razón. Toda suposición es acertada y desacertada al mismo tiempo. Tienes razón y lo contrario constantemente. Una premisa adecuada no tiene porqué ganar el pleito. A veces reciben un fallo favorable, otras se harán acreedoras a una condena temporal o a perpetuidad.
Schrödinger era un vago. Se conformó con llegar a saber si el gato estaba vivo o fue víctima de su curiosidad. Y ambos se hicieron famosos. Tú y yo, en cambio, y sin fama probable delante, tendremos que hacernos cargo del gato, independientemente de su estado.
¿Qué habrá en esta caja? ¿Un gato vivo? ¿Un gato muerto? ¿Un gato?