El Ayuntamiento ha publicado esta semana el proyecto definitivo de los corredores verdes en el Tormes. Todo muy bonito, adornado de muchos colores y discurso aparentemente respetuoso con el medio ambiente. La asociación Comité Antinuclear y Ecologista de Salamanca estima un gran error el conjunto del proyecto.
Este grupo ecologista presentó alegaciones al proyecto que para nada han sido tenidas en cuenta. «Alegaciones que hacían referencia al consumo de agua, de energía y de recursos para el mantenimiento de la nueva zona urbanizada incompatibles con la situación de Emergencia Climática en la que nos encontramos y que el mismo Ayuntamiento ha suscrito».
Así el riego de varias de hectáreas, para lo que se instalarán nada menos que 60 km de tubería, según publica La Crónica. Aunque el riego sea por gotero, «no deja de ser un despilfarro de agua en una zona que se supone que tendría que estar naturalizada», puntualizan.
La iluminación, aunque sea con farolas led, también consume electricidad. Chamberí, Tejares y Huerta Otea cuentan con suficientes espacios verdes urbanizados, en algunos casos con deficiencias, y no necesitan nuevos parques convencionales. «171 farolas, por muy eficientes que sean, que se encienden todas las noches del año, durante muchas horas, son muchos kilogramos de dióxido de carbono que se emiten a la atmósfera inútilmente», informan.
Por otra parte, está la alteración con el acondicionamiento del terreno para nuevos caminos. La asociación recuerda que existían caminos que se ven en las fotografías aéreas del proyecto (muy antiguas), pero muchos han desaparecido gracias a la evolución natural de la vegetación y pérdida de uso.» Así, en la margen izquierda existía un camino que usaban coches y furgonetas para tirar escombros, basura o como picadero hasta la misma orilla del río, con entrada por la calle Botijeros, o desde la prolongación de la avenida Lunes de Aguas. Afortunadamente este camino dejó de usarse cuando empezaron las obras de los huertos urbanos. La naturaleza es muy agradecida y en muy poco tiempo se ha regenerado la vegetación natural, pues cuenta con lo fundamental: la humedad de la ribera y excelentes suelos».
Algo parecido ha ocurrido en la margen derecha, Huerta Otea y el Marín. Donde existió una hormigonera ilegal durante muchos años, en el que se permitió que sirviera para depósito de escombros y acopio de materiales de construcción. «El espacio ha mejorado ostensiblemente. Abundan los pájaros fringílidos, aláudidos y hasta los conejos», apuntan desde la asociación.
En estos años, el suelo se ha regenerado y las praderas dominan el paisaje. «Se abrirán amplios y nuevos caminos en una longitud de total de 8 kms, absolutamente innecesarios pues los que ya existen son suficientes y en un aceptable estado para su uso en un suelo rústico con protección natural, reconocido así en el proyecto», aclaran.
También está previsto modificar gravemente parte del perfil de la ribera en la margen izquierda, donde existen magníficos ejemplares de chopos, sauces y fresnos que serán irremediablemente dañados y muchos de ellos talados. En la margen derecha también existen muchos árboles que “molestan” y que, si bien no serán todos talados, la mayoría serán dañados por el movimiento de los camiones y excavadoras.
Pero, lo peor de este proyecto es lo que no publica el Ayuntamiento, «consumo de recursos, destrucción de suelos, y nueva tala de arbolado. Arbolado en mal estado, dice, y miente», concluyen.