[dropcap]E[/dropcap]l Teléfono de la Esperanza celebra a nivel nacional este próximo 27 de Marzo el día de la ESCUCHA con el eslogan centrado en uno mismo “EscúchaTE”. La escucha propia como elemento clave para mantener una buena salud emocional y como base fundamental para poder escuchar empáticamente a los demás en sus crisis de vida urgentes y graves.
Los voluntarios-orientadores de nuestra ONG hemos hecho numerosos cursos y estudios para llegar a conocernos a nosotros mismos, a escuchar nuestras propias personas antes que a nadie mas. El “TE” de la presente campaña es esencial. Sin conocernos, sin amarnos, sin ser felices…no podríamos conocer, amar y transmitir felicidad y esperanza a los que solicitan de nuestra acogida y ayuda.
Escuchar es amar. Escucharte es amarte. El primer deber del amor es la escucha y la atención presente: “Me gusta escucharme a mi mismo; a menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, ¡qué gran placer…¡” (Oscar Wilde) La empatía de la escucha consiste en hacerse presente, no solo en estar en silencio, hacerse uno con la otra persona poniéndonos en su lugar y en sus dificultades.
Con tanto móvil y redes sociales hemos perdido la habilidad de la escucha. Con tanto ruido exterior hemos perdido la capacidad de sentir el silencio como antesala de cualquier relación amorosa o terapéutica. En realidad escuchar es a menudo lo único que se necesita para la relación de ayuda. Escuchar, mirar, acoger, acompañar en silencio, no hay medicina mejor para cualquier enfermedad. Y esta relación de ayuda será más eficaz y práctica cuanto más trabajado tengamos antes nuestra propia escucha interior. Decía Maslow que “la sabiduría consiste en escucharse a sí mismo, al propio yo…en cada circunstancia de la vida”
Para esta escucha y conocimiento del YO ayuda mucho la tarea de la meditación, del sentarse cada día un rato estando en silencio. Meditar es “meditarTE”. Aquí todos los tipos de meditación son válidos (yoga, zen, contemplación, oración de abandono…) todo nos conduce a la limpieza interior de nuestras sombras que nos adentra en la comunión con el Misterio, una especie de trabajo para sanar nuestro yo herido. Pasando luego a una autoconsciencia mediante una atención prolongada que nos lleva a una quietud anímica y mental.
Este silencio interior y esta escucha nos lleva a acoger lo que el otro nos dice sin juzgar ni dar consejos: solo sintiéndonos hermanos universales en un mismo camino. ¡Qué difícil aprender a escuchar sin juzgar…¡ Así el “escucharTE” se vuelve en un proceso de unificación interior, de aceptación de nuestra realidad que nos estimula a aceptar amorosamente a todos.
Silencio y quietud para peregrinar a nuestro propio centro, para saber quiénes vamos siendo, caminando a ser lo que somos en una especie de búsqueda espiritual y trascendente a la que siempre nos lleva este esfuerzo de interiorización.
Y todo esto sin prisas, no hay objetivos y protocolos predeterminados. “No corras, ve despacio, que a donde tienes que ir es a ti mismo…” –J.R.Jiménez- Todo el proceso de escucha de uno mismo lo resume el Cantar de los Cantares con pocas palabras “Vete a ti”.
He aquí el misterio de la escucha: entrar en nosotros, relajarnos en nuestro cuarto de estar, silenciarnos y hacer callar cuanto nos rodea y nos invita a salir fuera.