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Ritos esotéricos a las orillas del Tormes

A la vera del río Tormes, al lado de la peña Celestina, tan vinculada la alcahueta con los ritos, hay un altar con fotografías, flores, piedras labradas,...
El 'altar' que está ubicado en la vera del Torrmes.

Salamanca y las ciencias ocultas no son ajenas la una de la otra. Tanto es así, que en América Latina a los lugares donde se practica el esoterismo se le conoce como ‘salamancas’.

A la vera del río Tormes, justo por debajo de la facultad de Salamanca, y al lado de la peña Celestina, tan vinculada la alcahueta con las magias del más allá, hay un altar donde hay fotografías, flores y un camino marcado con latas. Además de ‘tatuado’ en la pared de bloques el número 33. Puede ser una performa de jóvenes artistas, rituales de iniciación, un altar esotérico,…

El ‘altar’ esotérico está situado debajo de la Peña Celestina, en la vera del Tormes.

Si la magia de la Cueva de Salamanca inspiró hasta el mismísimo Cervantes para uno de sus Entremeses, bien puede inspirar esta escena que se puede ver en la ribera del Tormes disparara la imaginación.

Cervantes escribió en 1615 esto: La ciencia que aprendí en la Cueva de Salamanca, de donde yo soy natural, si se dejara usar sin miedo de la Santa Inquisición, yo sé que cenara y recenara a costa de mis herederos».

¿Por qué encierra tanto misterio La Cueva de Salamanca? ¿Por qué esta cripta ha hechizado a Cervantes, Calderón de la Barca, Torres Villarroel o autores extranjeros como el alemán Theodor Koerner o el inglés Walter Scott?

Botellas, calendarios, fotografías, flores y piedras labradas se pueden ver en este lugar.

Cuenta la leyenda que Salamanca fue fundada por Hércules -Heracles-, el héroe divino de la mitología griega, hijo de Zeus y Alcmena, quien construyó su morada en la Cueva de Salamanca. Milenios después, se levanta en este zona de la ciudad, cerca de la Puerta del Río, también conocida como la Puerta de Aníbal o Puerta de Hércules, la iglesia consagrada a San Ciprián o Cebrián. Curiosamente, Ciprián o Cebrián, era griego de nacimiento, como Hércules, y sus padres lo consagraron al nacer a la diosa Afrodita. Al parecer, la familia de Ciprián o Cebrián pertenecía a una larga estirpe de magos y sacerdotes paganos.

Aparece la magia vinculada indirectamente a la iglesia de San Ciprián o Cebrián. Este templo se destruyó en 1580, quedando en píe la sacristía, o lo que es lo mismo, La Cueva de Salamanca, que según cuentan, fue tapiada durante el reinado de Isabel La Católica.

Quizá la reina Isabel la mandó tapar por la vinculación de este lugar con el averno y el diablo. Al menos las historias que corrían por la Salamanca del siglo XVI eran leyendas de estudiantes que entregaban sus bienes y juventud a Lucifer para conocer los secretos de la adivinación y del más allá.

El nº 33

Si Salamanca encierra historia y misterios, no menos cierto es que el número 33 también está muy vinculado con leyendas de aquí y de allá. En numerología, a menudo se piensa que el 33 es un número poderoso y místico. Ya sea la numerología caldea, la numerología Cabalá o la numerología pitagórica, todas las sectas asignan un gran poder al número 33.

El 33 nos habla del equilibrio de las cualidades morales y espirituales y de hecho, la paz que emana de su persona atrae especialmente a las personas angustiadas o desorientadas.

El número 33 está pintado en la pared junto a toda la parafernaria.

Por su parte, la escritora Elizabeth Van Buren, afirmó que en la numerología espiritual, los números 11, 22 y 33 son los denominados ‘Números Maestros’, siendo el numero 33 el más alto en la escala. Este número representa la edad de la Maestría en la Iniciación de Jesús (su muerte, resurrección y ascensión), a parte de otros detalles esotéricos. El ’33’ simboliza el grado alto de consciencia espiritual por parte del ser humano”.

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