Antonio Pampliega quería ser periodista deportivo, pero actualmente está especializado en zonas de guerra. Ha cubierto diversos conflictos en varias partes del mundo, desde Afganistán, hasta Somalia, Ucrania, Irak o Siria, donde fue secuestrado por AlQaeda durante 299 días. “El periodista de guerra se hace, no se nace”.
Este martes visitó Salamanca para dar una conferencia a estudiantes de Periodismo. Dos horas y medias repletas de preguntas, respuestas, fotos y, sobre todo, reflexiones y testimonios del periodista, quien ha confesado que “la ética, el respeto y la educación son tres valores imprescindibles cuando cubres una zona de guerra”.
Durante el acto han sido varias las veces que ha recordado a su hija Ariana, a la que llamó como a la protagonista de su libro “Flores para Ariana” en honor a la tierra conquistada por Alejandro Magno en el 322 a.C. De hecho, el periodista, confesaba que “ahora para mí lo más importante es valorar la importancia que tiene mi hija, ella es lo que me ha hecho desconectar”.
Entre los muchos países a los que ha viajado se encuentra Afganistán, lugar donde él mismo afirma que “fue donde me hice periodista”. Y precisamente acerca de esta profesión asegura que “nuestro trabajo es contar historias de personas para personas, porque las historias tienen que importar, detrás de ellas hay personas a las que la guerra mata, personas que son como nosotros”.
A medida que iba avanzando la charla, Antonio ha querido mostrar algunas de las fotos que ha sacado durante su estancia como periodista en los diferentes países, todas ellas con una historia detrás, confirmando que “hay imágenes que he tenido que dejar pasar años, tú lo ves, pero yo lo recuerdo. Yo he intentado ayudar, pero mis fotos no paran la guerra, no puedes ser diferente al dolor ajeno”.
Aseguraba que su profesión es necesaria ya que “hay que contarlo para que el día de mañana nadie diga que no sabía. No podemos ser indiferentes ante lo que pasa”. A su vez se definía como un “Yonkie de guerra” confesando que “yo llego a España y quiero volver. Vienes y estás pensando en el siguiente viaje”.
Además, ha querido brindar su opinión acerca de la libertad. “La libertad es algo por lo que merece la pena morir. Todo hombre debe ser libre. Cuando te la quitan y la recuperas la valoras mucho más”, concluye.
Texto: Laura Tejero Gil
