La bocina de los camiones anuncia su llegada a las calles de Salamanca. Los caminantes se paran para aplaudirles y desearles toda la suerte en sus reivindicaciones. Ellos, profesionales del volante, se paran en los semáforos en rojo para que los peatones crucen.
Es una marcha organizada en la que participan más de 150 camiones, a los que se les han unido taxistas y algún tractor. Todos ellos claman, con un sonido ensordecedor, que se controlen los precios del combustible para que sea factible poder desempeñar su trabajo con dignidad salarial.