[dropcap]C[/dropcap]uando pensamos en una persona con ansiedad ¿Qué es lo que nos viene a la mente?
Seguramente a todos nos venga la imagen de una persona nerviosa, angustiada, con dificultad para respirar o que va a toda prisa. De hecho, la palabra ansiedad se está empezando a utilizar en nuestro día a día de una manera que nada tiene que ver con el trastorno de ansiedad.
Estar nervioso por un motivo puntual no es ansiedad. Ponerme nervioso ante un examen no es ansiedad. Ponerme nervioso porque no me contestan al teléfono no es ansiedad. Sencillamente es angustia o nerviosismo ante algún hecho concreto que no controlamos.
Para ser diagnosticado de cualquier trastorno, es necesario cumplir una temporalidad y una sintomatología persistente en el tiempo, es decir, al menos durante 6 meses. Pero lo más importante, es que dicha sintomatología resulte incapacitante o bien dificulte mucho la realización de las actividades de la vida diaria.
Las personas con ansiedad pueden tener síntomas de muy diversa índole y que la gente de a pie no aprecia. Es por ello, que las frases como “tienes que relajarte” o “tienes que tranquilizarte” no ayudan en absoluto.
Algunos de los síntomas de la ansiedad que las personas no conocen son:
Fuertes dolores de cabeza o migrañas, bruxismo (o apretar fuertemente los dientes), parestesias u hormigueo por diversas partes del cuerpo, mareos, desmayos, dificultades para dormir, trastornos gastrointestinales como colon irritable, diarrea, estreñimiento, son más propensos a padecer cualquier tipo de infección ya que su sistema inmune está muy debilitado debido al estrés constante…
Entre otros síntomas físicos pueden aparecer contracturas musculares, visión borrosa, dolor ocular, palpitaciones oculares, temblores, dificultad para respirar, dermatitis, sarpullidos, caída del pelo, cambios en la piel…
Sólo estoy nombrando algunos de los síntomas físicos que pueden darse, pero también podemos encontrarnos algunos otros síntomas emocionales como:
Llanto repentino, sensibilidad a flor de piel, irascibilidad, inapetencia para estar con otras personas, aislamiento, pensamientos en bucle o rumiativos, miedos absolutamente disparados, autoreproches de todo tipo, culpa exacerbada, vergüenza por padecer esta sintomatología, sensación de tener el vaso a rebosar, sensación de irrealidad, síntomas disociativos….
Como podéis observar, la ansiedad a parte de tener varios subtipos, puede cursar de muy diferentes maneras, más allá de estar un poquito nervioso.
Si quieres ayudar a alguien que padece ansiedad, escúchale, él o ella te dirán mejor que nadie lo que necesitan. Y por favor, jamás pronuncies las terribles palabras: RELÁJATE O TRANQUILÍZATE.
Si estás atravesando por un momento en el que te identificas con lo que estoy contando, puedes consultarnos