Con la llegada de la primavera, viene el buen tiempo y las ganas de estar al aire libre y conectar con la naturaleza aumentan. Por ello, no se puede perder la gran oportunidad de visitar los parajes naturales que ofrecen las tierras salmantinas y, en este caso, la Peña de Francia.
Este lugar se encuentra al sur de Salamanca, concretamente en El Cabaco. Sus 1.723 metros de altitud no dejan indiferente a nadie, ya que está compuesta por una abundante flora formada por castaños, robles, encinas, madroños y acebos, entre otros. Además, con un poco de suerte, en las diversas rutas de senderismo se pueden llegar a ver cabras montesas, jabalíes o corzos.
En su cima se encuentra el Santuario Dominico y la presencia de su Virgen Negra y, en honor a ella, se celebra una romería cada 8 de septiembre. En el gran mirador se pueden observar los diferentes puntos que señalan a los pueblos que están a la vista. Uno de los más conocidos es La Alberca, que destaca por su casco histórico, la decoración de sus calles y su rica gastronomía caracterizada por el jamón, el embutido ibérico y el hornazo.
Además, la Peña de Francia fue un gran punto de interés y de retiro espiritual para el escritor Miguel de Unamuno, el cual la menciona en su libro Andanzas y visiones españolas como el “reino del silencio”.
Como no podía ser de otra manera, este lugar con encanto también cuenta con una leyenda que comienza en el año 1424 y que tiene como protagonista a una mujer, Juana Hernández. La historia cuenta que se levantó de su propio funeral para anunciar que en un futuro se encontraría una imagen de la Virgen. Más tarde, pasó a ser conocida como la “Moza de Santa Sequeros”, pero buscando una respuesta más racional, ese suceso se debe a que la mujer se encontraba en estado de agonía. Diez años después, Simón Roland o conocido posteriormente como Simón Vela, encontró la imagen la Virgen conocida ahora como Nuestra Señora de la Peña de Francia.
Una de las posibles rutas que se pueden realizar lleva desde El Paso de los Lobos hasta La Mesa del Francés. Moncho Campos, sacerdote y coordinador del Teléfono de la Esperanza, la ha realizado recientemente y reflexiona sobre la oportunidad que ofrece para conectase con uno mismo y con la naturaleza. “La belleza no está en el paisaje, está en tus ojos” y continúa explicando “es muy distinto ver el mundo desde las alturas sin coches, sin ruidos, sin autobús…Todo natural y espontáneo, sin civilización. Es muy distinto ver eso a vivir en el bar del barrio y no salir de allí en todo el día”.
Este recorrido de seis a siete kilómetros aproximadamente se realiza de manera circular y tiene una dificultad media. Los caminos son asequibles para cualquier persona independientemente de la edad. Si el objetivo de realizar la ruta es pasar tiempo con la familia o amigos y disfrutar del aire libre, lo idóneo es ir con ropa cómoda y provisto de comida, bebida y ganas de disfrutar y conocer el lugar.
Para realizar la ruta propiamente dicha, se debe llegar hasta El Cabaco y subir hasta el Santuario de la Peña de Francia por la carretera SA-203. Antes de llegar al templo se encuentra el Mirador de los Lobos, donde se podrá dejar aparcado el coche y se comenzará la caminata a pie. El sendero comienza señalizado hacia la derecha mediante un hito de piedra y después para volver al mismo punto, solo hace falta venir por el camino de la izquierda. A lo largo de toda su travesía, se podrá disfrutar de las espectaculares vistas hacia Monsagro, el Valle de las Batuecas y la Sierra de Béjar.
Texto: Patricia Martín
