[dropcap]S[/dropcap]í recuerdo, en edad alevín, que se hablaba en la tele de un niño burbuja. No recuerdo, sin embargo, qué es lo que le sucedía, pero el titular dejaba en evidencia que aquella criatura no podía estar en contacto con nada ni nadie. Su propia vida, el tiempo de palpitar de su corazón, dependía de ello. De estar aislado. Lo imaginaba literalmente metido dentro de una burbuja. Hay cacharros playeros con tal concepción pero con un norte ocioso. Sirven para caminar sobre las aguas, misticismo con mojitos y espetos esperando en la orilla.
Estoy experimentando, de una u otra forma, un cambio de burbuja. Un nuevo proyecto que acabo de comenzar me ha hecho ver con nitidez cómo he estado en una y ahora habito otra. Tiene mucha gracia si eres consciente de que esto está sucediendo y lo aceptas. Supongo que todo lo contrario si no te das cuenta de ello. Echarás de menos cosas rutinarias y te parecerán imposibles las que son comunes en el nuevo marco.
Llevo también muchas semanas tratando de esquivar el gran tema. Ucrania. Hemos tenido un montón de nuevos títulos en cartelera. No me parece sensato lanzar públicas opiniones sin control de aterrizaje ni contrarréplica aunque con toda la probabilidad éste es un caso en el que cualquier proclama recaude un casi unánime respaldo, matiz arriba, matiz abajo.
La cuestión es que se me han conectado conceptos. Burbujas. Burbujas cercanas, burbujas lejanas, burbujas que afectan, burbujas desconocidas, burbujas preocupantes, burbujas habitadas, burbujas dentro de otras burbujas, burbujas con burbujas dentro. Burbrujas.
Absolutamente nada nuevo. Es más terrorífico para nosotros un 11M que un 11S, por mucho que lo veamos en la misma televisión. Es más terrorífico para nosotros un Bataclán que un hotel en Túnez. Es más terrorífico una Ucrania que una Siria. Es más un rubio que un negro (si eres rubio o idiota). Cercanía, similitud, afectación.
Es más importante tu cumpleaños que los cumpleaños, tu vida que la vida, tu risa que sus risas y tus lloros que los suyos. Podemos reír mientras otros lloran pero es intolerable que suceda al revés.
Nos congestionan las imágenes de ciudades devastadas con cadáveres amontonados hasta que por arte de magia negra nos hablan de que la gasolina es aquel Macallan 1940 de Amazon y que tener luz de noche es como encender papeles de colores con puentes dibujados. De la angustia al enfado en un vídeo de segundos.
Es nuestro funcionamiento, y servidor, que cree creer en la evolución de las especies, me atrevo a decir que esconde un lógico y natural mecanismo de conservación tras de sí. De lo contrario, nos habríamos extinguido o habríamos desarrollado otras características.
Tenemos más capacidades propias de la evolución. La consciencia, algo que nos ayuda a tener una visión general, por ejemplo. Hay que trabajarla intencionadamente, eso sí. Por si las burbujas hacen ¡pop!