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Opinión

Tal vez sea que Jesús Nazareno no se separa de mí

[dropcap]Y[/dropcap]o no tengo conocimientos suficientes sobre la Semana Santa para hablar o escribir con argumentos ni históricos, ni religiosos. No obstante, sí puedo exponer mis vivencias personales con estas fechas tan señaladas en la religión cristiana, religión en la que he sido educado y que hoy todavía profeso a mi manera.

Mi familia siempre estuvo vinculada por tradición a la cofradía salmantina de Jesús Nazareno, tanto por parte materna como paterna, pero que yo sepa ni mi padre, ni mi madre, fueron cofrades de la misma, solo acompañaron el paso del Nazareno con una vela de la mano. La tradición cofrade familiar terminó en mis abuelos. Por esta razón, en mi infancia lo habitual fue ver las procesiones desde la acera.

Los primeros recuerdos de la Semana Santa me llevan a una extraña sensación de silencio. En estas fechas de vacaciones escolares, lo más divertido era visitar siete iglesias con mi madre en la mañana del Jueves Santo, por lo visto esta tradición cambió posteriormente al Viernes Santo y hoy en día se perdió.

Se consideraba una falta de respeto cualquier actividad ociosa, si el fin era la diversión. Recuerdo de muy niño que se cerraban los cines y supongo que se cancelaba toda actividad cultural no religiosa, ya en mi adolescencia se permitió ir al cine y se inició una apertura social, que permitió disfrutar de estas vacaciones sin razones religiosas.

Pasaron los años y mi débil vínculo con estas fechas religiosas quedó roto, hasta que cumplí cuarenta y tantos, entonces apareció Fernando Márquez para ofrecerme ser cofrade de Jesús Nazareno, pasé por la cofradía con intención de relacionarme con otras personas en un momento importante para mí.

Fue una experiencia enriquecedora cargar el Santo Entierro tres años consecutivos, tuve que parar por razones de salud inesperadas, una vez concluido el tratamiento, casi recuperado, hablé con Nando para comunicarle que no quería seguir, que estaba muy agradecido, pero me faltaba motivación, me preguntó: ¿te han servido estos años? Le conteste: Sí. Me dijo: eso es lo único que importa.

Pensé que este sería mi último vínculo con la Semana Santa, al fin y al cabo no la viví como lo hacen las cofradías, lo comprendí el año que llovió y no lloré. Al poco tiempo de abandonar la cofradía apareció en mi camino Belén y con ella la fotografía. ‘Se fue Belén’, pero quedó la afición y tuve mi primera colaboración con la prensa digital, la cual me llevo a la fotografía de Semana Santa.

Al poco tiempo me invitaron a la Tertulia Cofrade Pasión, me hice socio al año de estar con ellos, he de reconocer que a base de escuchar y preguntar sé un poco más de Semana Santa, pero me une más el vínculo personal creado con el paso de los años, que mis conocimientos de los temas que se tratan.

Hace tres años me sumé a la fundación de la Hermandad Franciscana del Santísimo Cristo de la Humildad, en Salamanca. Otra vez de procesión. ¡No lo podía creer! Pero la ilusión de Manolo Ferreira y José Fernando por crear esta Hermandad de carácter benéfico, pudo con mi desidia y decidí compartir los comienzos de este proyecto.

Posteriormente, la Junta de Cofradías de Salamanca me ofreció colaborar con la revista Christus, que se edita cada año por estas fechas y desde hace unos años me presento al concurso de fotografía que convoca la Junta de cofradías, en 2016 gané el primer premio con un cartel de la Vera Cruz.

Este año he conseguido el segundo premio con una imagen de Jesús Nazareno, un plano cenital realizado desde el balcón de un apartamento con vistas a la Plaza del mercado de abastos de Salamanca. Esta imagen es la portada de la revista Christus 2022, ha sido una gran alegría conseguir este premio con el paso de Jesús Nazareno.

Pero me sabe a poco y seguiré en mi empeño de conseguir el cartel para esta cofradía, que me abrió la puerta de la Semana Santa, pues, aunque yo viva estos días de otra manera, se merece todo mi agradecimiento y reconocimiento por lo importante que ha sido en mi vida. Lo cierto es que hace tiempo quise dejar la Semana Santa y cada año más estoy involucrado. Tal vez sea que Jesús Nazareno no se separa de mí.

El Blog de Pablo de la Peña, aquí.

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