«Los padres están encantados de que los niños salgan del hospital»

'Burujú, el último unicornio', el nuevo proyecto cinematográfico de Suso de la Nava, donde los actores son niños hospitalizados
Suso de la Nava, dirige el corto 'Burujú, el último unicornio'. Fotografía. JOTA.

Suso de la Nava, director de cine, se encuentra trabajando en su último corto documental en el aula hospitalaria del hospital universitario de Salamanca.

Sus protagonistas son un grupo de unos 15 a 20 niños, entre 3 y 14 años, que sufren diferentes enfermedades como cáncer, problemas de corazón o riñón, entre otras.La historia trata de la visión del mundo desde los ojos de estos niños hospitalizados. El corto cuenta con la ayuda de profesionales de diferentes ámbitos y se está realizando de manera altruista.

El director nos acerca a su último proyecto Burujú, el último unicornio y confiesa cómo se está convirtiendo en una gratificante experiencia, puesto que no deja de aprender cosas nuevas gracias a la fortaleza y a la visión de los niños protagonistas.

Suso de la Nava, rodeado de los niños del hospital, sus actores, y el equipo técnico de 'Burujú, el último unicornio'. Fotografía. JOTA.
Suso de la Nava, rodeado de los niños del hospital, sus actores, y el equipo técnico de ‘Burujú, el último unicornio’. Fotografía. JOTA.

Por curiosidad. ¿Qué significa el título?
Burujú, el último unicornio no significa nada. Es una palabra graciosa y simpática que la hemos incorporado para dar nombre al unicornio.

¿Cómo es trabajar con los niños? 
Es una experiencia muy enriquecedora y es como el refrán “el que va a enseñar y sale aprendido”. En principio iba a darles un taller de cine y trabajando con ellos estoy aprendiendo una cantidad de cosas…Como se aprende siempre con los niños y con los niños especiales mucho más.

¿A qué se refiere?
Hasta ahora es muy gratificantela experiencia. Imagino que hasta el final será igual. Los niños tienen una ilusión un poco más que los demás, tienen una fuerza especial. La verdad es que es maravilloso verlos sonreír, solo con pasar una mañana bien, para mí ya está cubierto el fin. El resultado final será el que sea, pero lo importante es que los niños puedan participar en los rodajes y en las diferentes etapas de la película y que vieran cómo se hace una película larga o corta, aunque el proceso es prácticamente el mismo.

¿Cuánto tiempo lleva de rodaje?
Llevamos dos o tres meses. Lo que pasa es que estoy en Madrid, entonces cuando vengo les aviso para poder grabar un fin de semana o entre semana. Lo vamos preparando acorde y sobre todo según la disponibilidad de los niños, ver que en esos días no tengan quimio o que no tengan que estar ingresados en el hospital. Dependiendo de esa disponibilidad y de nuestro tiempo vamos haciéndolo poquito a poco. Posiblemente tardaremos más en hacer el corto, porque no le estamos dedicando el tiempo completo.

Momento del rodaje de 'Burujú, el último unicornio', de Suso de la Nava. Fotografía. JOTA.
Momento del rodaje de ‘Burujú, el último unicornio’, de Suso de la Nava. Fotografía. JOTA.

De los niños con los que ha trabajado, ¿ha habido alguna historia personal que le haya conmovido?
Sobre todo, la fuerza que tienen todos ellos y su ilusión. Yo creo que admiten las cosas de una forma más natural de la que la admitimos nosotros. Los adultos le damos muchas más vueltas a las cosas porque tenemos toda la vida por delante. Y, en especial, la fortaleza que tienen me ha sorprendido, son unos guerreros y unas guerreras impresionantes. Además de su ilusión y alegría.

Al final es muy difícil llegar a ponerse en su piel…
Es imposible. Cuando tu sufres un episodio de este tipo está claro que te marca, lo que pasa es que te hace más fuerte. Se trata de un punto de inflexión en la vida. Lo digo porque todo esto surgió porque yo tengo una niña con un problema de riñón y estuvo en el hospital. Quiero decir, mi hija no ha tenido cáncer, pero ha tenido un problema muy grave. La verdad es que ves las cosas de otra manera y son puntos de inflexión en los que te planteas lo que realmente merece la pena en la vida, que es el tiempo con la familia, con los amigos y el vivir el momento.

¿La historia que quiere transmitir ya está planteada o escribe el guion a medida que surgen los personajes?
Hay un esqueleto y sobre ese esqueleto se van añadiendo los músculos, los tendones, los nervios, la piel y todo, acorde con la disponibilidad de los niños. Por ejemplo, en la próxima secuencia tenemos tres niños de 4, 7 y 10 años. Conforme a eso, vamos montando la secuencia con la gente que está colaborando con nosotros, como puede ser la policía nacional, la guardia civil, los bomberos o el aeropuerto de Matacán. Vamos creando la secuencia dependiendo de la disponibilidad de la gente y vamos creando la película a salto de mata. Estamos alrededor de 15 a 20 días para escribir la secuencia y luego la planificamos para el rodaje, dependiendo de la disponibilidad de todos los niños.

¿Cómo ha sido trabajar con bomberos, policía y otros profesionales? 
Facilísimo. Se prestan y están encantados de colaborar. Han colaborado muchísimas veces, porque a los niños, el hecho de montar en un coche de policía o en un coche de bomberos, es toda una aventura. Son personas súper dispuesta a colaborar y a hacer lo que les pidamos, por lo que chapó por todos ellos, tanto Bomberos como Guardia Civil como Matacán y la Policía Nacional sobre todo también. Nos dejan los cocheslas instalaciones y sin ningún problema. La verdad es que es una maravilla.

Los bomberos participan en algunas secuencias del corto Momento del rodaje de 'Burujú, el último unicornio', de Suso de la Nava. Fotografía. JOTA.
Los bomberos participan en algunas secuencias del corto Momento del rodaje de ‘Burujú, el último unicornio’, de Suso de la Nava. Fotografía. JOTA.

¿Los niños cómo se comportan como actores?
Son niños, entonces para ellos es un juego. Tienes que coger más tomas, ensayar un poquito antes con ellos, explicarles de va un poco… Aunque tampoco les puedes explicar absolutamente todo el proceso y de qué va toda la película, por lo que van grabando cada secuencia.

Principalmente, la ilusión que tienen con los rodajes es increíble. Por ejemplo, había una niña que ha estado tres días casi sin dormir porque iba a hacer un papel. Esos tres días ya son tres días con la ilusión ahí metida, más el rodaje, más lo que haya pasado después del rodaje, que le habrá estado dando vueltas a la cabeza. Los niños se comportan muy bien y bueno lo puede haber mejores o peores, pero de lo que se trata es de que salgan todos, ya no si lo hacen bien o si lo hacen mal porque eso ya es secundario.

¿Al final el corto consigue una mayor autenticidad gracias a eso?
Sí, porque ganamos en naturalidad. Lo que pasa es que hay niños que tienen muchas discapacidades o algunos que pueden o no caminar, entonces dependiendo de todo eso vas acoplando los papeles y la verdad es que no son cosas difíciles. Pero claro, al no ser profesionales del medio pues nos confundimos muchas veces y hay que repetir más de lo normal. Son cosas que ya contábamos con ello y que es secundario, porque lo bueno es que vean el proceso y que pasen un día o una mañana de rodaje y que vean lo que es una claqueta, una cámara, unos focos, un “acción”, todas estas cosas que forman parte del cine.

¿Qué papel han jugado los padres en todo esto?
Todos están predispuestos para que los niños pasen unos días buenos y luego cuando terminemos el corto, imagino que el hospital hará un estreno con una alfombra roja para que los niños estén un poco más metidos en lo que es el estreno de una película y para que sean los protagonistas. Los padres están encantados de que los niños puedan salir del hospital y puedan distraerse con otras cosas y hacer actividades que para ellos son nuevas.

¿Dónde querría proyectar el corto? 
La verdad es que aún no hemos pensado absolutamente en nada de eso, porque aún nos falta bastante de edición, rodaje y preparación. El día que llegue, imagino que intentaremos proyectarlo en el Teatro Liceo, pediremos permiso al Ayuntamiento o ver si podemos hacer el estreno en alguna sala de cine de Van Dyck. De eso se encargarán los productores, porque yo una vez que termine la película mi trabajo ha terminado. Les seguiré apoyando en lo que sea evidentemente y si hacen el estreno y se puede, habrá que ir. Pero, el fin realmente no es hacer una gran película, sino que los niños participen. Claramente el resultado tiene que crear ritmo y tiene que quedar visible para ellos, pero todavía falta hasta después de verano que yo creo que lo terminaremos. Aún no hemos pensado nada, ni de estrenos ni dónde lo vamos a proyectar, eso lo iremos viendo con el tiempo.

Momento del rodaje de 'Burujú, el último unicornio', de Suso de la Nava. Fotografía. JOTA.
Momento del rodaje de ‘Burujú, el último unicornio’, de Suso de la Nava. Fotografía. JOTA.

¿Cómo le ha surgido la idea de que el hilo conductor de la historia sea un unicornio?
Esa es una de las historias, al tratarse de un animal mitológico y mágico, les llama mucho la atención a los niños. Nació por mi hija Jimena, que siempre estamos hablando de animales y tras una serie de preguntas, me vino la idea de los unicornios.
Ella me preguntaba si de verdad existían y yo le explicaba que era un animal mitológico, pero no terminaba de comprenderme. Al final acababa por decirme que si los veía en las películas eso significaba que sí existían. A partir de ahí empezamos a hablar y me pregunté si de verdad se viera un unicornio aquí, en la provincia de Salamanca, se montaría un alboroto. Digamos que esa fue la idea germen del proyecto.

A parte de la historia del ciclista que es teletransportado a un árbol, ¿nos contaría otra historia en la que haya participado el unicornio?
Los unicornios tienen muchas capacidades mágicas. Al ser ilimitadas, hemos atribuido entre ellas esa, que si tienes la fortuna de verlo y te toca o te roza con el cuerno, te teletransporta. Otras de las capacidades mágicas del unicornio es la capacidad de cambiar el tiempo. A lo que le mandamos una carta a Roberto Brasero, periodista del tiempo de Antena 3, para ver si nos podía hacer una especie de introducción como si fuera a dar el tiempo en televisión y nos ha mandado un vídeo fantástico. En él, se puede ver como muestra que en España estaba todo nublado excepto la provincia de Salamanca y al no saber porqué era, se lo atribuyen al cambio de tiempo del unicornio. El animal puede llegar a cambiar el tiempo para que salga el arcoíris. Bueno, y otras muchísimas cosas fantásticas que iremos incorporando a los unicornios. Brasero ha estado genial, porque en otra secuencia diferente aparece hablando del unicornio mientras está dando el tiempo. Entonces, la gente al verle se sorprende y salen a la calle en dirección a los montes y al campo, para ver si son capaces de fotografiar al mágico animal.

Suso. ¿a quién agradece este proyecto? 
Agradecérselo todo a las profesoras del Hospital de Salamanca, Rosa y Raquel, que son las que han promovido prácticamente todo. Son las que me llamaron para que fuera allí a realizar en un principio el taller, pero luego nos dimos cuenta de que a los niños más pequeños era imposible explicarles algo del cine. En ese momento fue cuando se nos ocurrió el cortometraje para que pudieran participar los niños y pudieran disfrutar de un día de rodaje.Les pareció fantástica la idea y nos metimos de lleno en ella. Y, por otra parte, a la Policía, a la Guardia Civil, a los Bomberos, a Matacán, a todo el mundo que está participando. Cualquier cosa que necesites, colaboran al 100% y de forma desinteresada, entonces agradecérselo a toda esta gente porque de no ser así, hubiera sido totalmente imposible realizar Burujú, el último unicornio.

Entrevista: Patricia Martín 

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