Beber vino tinto se relaciona con un menor nivel de grasa abdominal

Y el blanco con una mayor densidad ósea

Pese a que el alcohol, como norma general, tiene más perjuicios que beneficios, no todas las bebidas son iguales, y hay algunas mejores que otras. Un estudio elaborado en Estados Unidos ha determinado que beber vino tinto está relacionado con menores niveles de grasa abdominal. Por su parte, el vino blanco se asocia a una mayor densidad ósea.

Generalmente se asocian innumerables perjuicios para la salud a las bebidas alcohólicas. Entre ellos, el aumento de grasa corporal, el riesgo cardiovascular, o mayores probabilidades de sufrir síndrome metabólico o demencia. No obstante, no todas las bebidas alcohólicas son iguales, y algunas podrían reportar ciertos beneficios para la salud. En esta línea se ha pronunciado un reciente estudio publicado en la revista ‘Obesity Science & Practice’. Esta investigación, realizada por investigadores de la Universidad Estatal de Iowa y liderada por la Doctora Brittany Larsen, ha determinado que algunos tipos de alcohol podrían suponer cierto efecto protector respecto a otros.

Según han explicado los investigadores, el vino tinto parece tener un efecto protector contra el aumento de grasa corporal. Por su parte, la cerveza y los alcoholes destilados favorecen este aumento. La propia Larsen ha indicado, en un artículo en ‘The Conversation’, que, para la realización del estudio, recopilaron información de 1.869 adultos de entre 40 y 79 años, del Biobanco de Reino Unido. Se tuvieron en cuenta sus factores demográficos, consumo de alcohol, dieta y estilo de vida, les tomaron muestras de sangre, así como sus datos de altura, peso y composición corporal.

Atendiendo a los resultados de la investigación, el vino tinto estaría relacionado con unos niveles de grasa abdominal inferiores. Por su parte, el consumo de vino blanco no influiría en estos depósitos de grasa, pero estaría asociado a una mayor densidad ósea. A medida que se envejece, está demostrado que se produce de manera natural un aumento de la grasa abdominal o visceral (que incrementa el riesgo cardiovascular) y una reducción de la densidad mineral ósea. Durante años se ha asociado el sobrepeso con el consumo de alcohol, pero hay estudios que no han encontrado un vínculo claro, y es que existen muchos factores biológicos y ambientales que influyen en ello.

Para Larsen, la explicación a esta cuestión pasa por que se ha tratado al alcohol como una sola entidad. Sin tener en cuenta su origen ni separar los efectos de cada bebida (cerveza, sidra, vino tinto o blanco, vinos espumosos y licores). Además, existen multitud de opiniones. Por ejemplo, un estudio apunta a que el consumo de cerveza contribuye al aumento de la grasa abdominal. Al mismo tiempo, otro ha concluido que el consumo moderado no significaría un aumento de peso significativo.

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