Opinión

The fabulous Las Letras

Letras de una imprenta. Imagen. Pixabay.

[dropcap]E[/dropcap]n una reunión que tuvo lugar en la Real Asociación de Grafías, a la que estaban convocados letras, signos y números, quisieron poner fin al uso interesado al que estaban siendo sometidos por los humanos. Los números estaban un poco aburridos de ser obligados a aparecer en los sudokus cada dos por tres. Los signos se quejaban de que no les parecía justo que unos trabajaran siempre y otros a veces. Sobre todo las exclamaciones!!! Y las interrogaciones??? También. Las de apertura llevaban ya mucho tiempo de vacaciones, pero las de cierre no se perdían ni un día de trabajo.

El punto se decía confuso y desnortado, a veces el finisterre de la frase, a veces como trillizos siameses, en ocasiones aupado a hombros de otro punto o de una coma… – Ya no puedo más, y punto – se le oyó decir.

Las letras se mostraban sencillamente hartas de tanto autodefinido. Se sentían despersonalizadas, esclavas, cada una en un cuadro, solo una opción, sin libre albedrío, ya que con que una se colara donde no le correspondía, atrancaría a todas las demás, dejando vía libre a sus enemigos más acérrimos. El espacio en blanco y el tachón.

– ¿Qué podemos hacer? – dijeron las letras. Tras un prolongado murmullo, la V y la L, que siempre hicieron muy buenas migas, dando luz, generando impulso o manteniendo despiertos a los humanos cuando se juntaban con la E y la A y también acuerdos cuando cambian de sitio a las vocales, levantaron la mano. – Tenemos una idea, creemos que es realmente buena, para seguir haciendo posibles los pensamientos, para dar pistas y enseñar, que al fin y al cabo, es para lo que nos juntamos en palabras. Dejad que seamos nosotras las que juguemos con los humanos y no al revés, como hasta ahora. Necesitamos la participación de algunas de vosotras. R, V, N y T, venid un segundo, tenemos que contaros algo.

Así, salieron de la sala un momento ante la expectación de todos y todas los presentes. Al cabo de un rato, volvieron y se subieron al estrado de oradores. – Fijaos – desafiaron al público que observaba entre murmullos. – Vamos a hacer una prueba -.

Se colocaron de izquierda a derecha en este orden. La R, la E, la L, otra E, la V, la A, la N, la T y la E de nuevo. – ¿Qué véis? – Con cierta desidia se escuchó un unísono “Relevante”.

A continuación, L y V dieron un paso adelante e intercambiaron sus posiciones. – ¿Y ahora?

Como toda fábula, ésta es una historia de mentira, a la que para finalizar, le faltaría la enseñanza moral o lección con nombre de zona residencial de Madrid. Si te parece, para este caso podríamos dejarla tal que así, punto a lomos de coma;

Si es relevante, revela. Si revela, es relevante. Nada hay que no sea una cosa o la otra y, por supuesto, todo tiene su punto.

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