A la hora de pulir los faros de un vehículo se puede optar por llevarlo a un taller o establecimiento profesional para que lo hagan. Sin embargo, para quienes prefieran ahorrar y hacerlo ellos mismos en casa, hay una forma sencilla y barata que además deja los faros como nuevos.
En primer lugar, se necesitará: cinta de carrocero, lija de grano 400, 1000 y 2000, una taladradora, un trapo, discos de lana, pulimento para faros, agua y jabón. Una vez tengamos todos los elementos, hay que limpiar bien la superficie de los faros, para quitar cualquier residuo o impureza adheridos al plástico. Para este proceso bastará con usar un trapo, agua y jabón.
Posteriormente, se debe marcar el perímetro de los faros con cinta de carrocero, para evitar dañar la carrocería del coche. A continuación, se debe proceder al lijado, que consiste en eliminar la superficie más desgastada de los faros. Dependiendo del estado del faro, habrá que utilizar una lija u otra. Si está muy dañado, se requerirá la lija de grano 400, muy abrasiva, y pulir la superficie a una velocidad baja. A medida que se va lijando el faro hay que mojarlo con un pulverizador con agua, e ir cambiando la lija a números mayores para lograr una superficie fina.
Una vez la superficie del faro esté lijada y sin impurezas, pasaremos al proceso de pulido. Con una pequeña cantidad de pulimento para faros, lo untamos en el disco de lana y lo colocamos en la taladradora. A continuación, comenzamos a pulir el faro a baja velocidad, hasta que se vaya recuperando la transparencia deseada. Por último, simplemente hay que limpiar bien los faros con agua y jabón, para comprobar el resultado.
Para quienes quieran que el pulido sea duradero, se recomienda aplicar un barniz especial en los faros que, una vez seco, los protegerá durante más tiempo.